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jaime

gil de biedma

 

de compañeros

de viaje

1959

 

 

arte poética

 

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a Vicente Aleixandre

 

 

La nostalgia del sol en los terrados,

en el muro color paloma de cemento

-sin embargo tan vivido- y el frío

repentino que casi sobrecoge.

 

La dulzura, el calor de los labios a solas

en medio de la calle familiar

igual que un gran salón, donde acudieran

multitudes lejanas como seres queridos.

 

Y sobre todo el vértigo del tiempo,

el gran boquete abriéndose hacia dentro del alma

mientras arriba sobrenadan promesas

que desmayan, lo mismo que si espumas.

 

Es sin duda el momento de pensar

que el hecho de estar vivo exige algo,

acaso heroicidades -o basta, simplemente,

alguna humilde cosa común

 

cuya corteza de materia terrestre

tratar entre los dedos, con un poco de fe?

Palabras, por ejemplo.

Palabras de familia gastadas tibiamente.

 

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