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el suicida
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El error estuvo donde yace el cuerpo,
ni culpa alguna
en la habitación paralizada, la lámpara rota,
el astillado orden de vivir, un caos
de sábanas apagadas y un resto
de desesperación en la ropa caída.
El mundo insistió en sus mecanismos de hierro
hasta cortar la lengua del que llamaba a nadie;
manos que rechacé apartando los ojos
inclinado hacia el plato de comida.
Porque yo también fui parte
de cada día que daba comienzo
como una maquinaria que le construía especialmente
la bala del último amanecer.
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joaquín o. giannuzzi
el suicida
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