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I’m cross with god who has wrecked this generation.
First he seized Ted, then Richard, Randall, and now
Delmore.
In between he gorged on Sylvia Plath.
That was a first rate haul. He left alive
fools I could number like a kitchen knife
but Lowell he did not touch.
Somewhere the enterprise continues, not-
yellow the sun lies on the baby’s blouse-
in Henry’s staggered thought.
I suppose the word would be, we must submit.
Later.
I hang, and I will not be part of it.
A friend of Henry’s contrasted God’s career
with Mozart’s, leaving Henry with nothing to say
but praise for a word so apt.
We suffer on, a day, a day, a day.
And never again can come, like a man slapped,
news like this
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Estoy furioso con Dios porque ha acabado con esta generación.
Primero tomó a Ted, después a Richard, a Randall y ahora
a Delmore.
Entre uno y otro se tragó a Silvia Plath.
Ese fue un lance de primer nivel. Dejó vivos
a tontos que puedo señalar como a un cuchillo de cocina.
Pero no tocó a Lowell.
En algún lugar la empresa continúa,
-un sol amarillo se cobija en la blusa del bebé-
no en el pensamiento tambaleante de Henry.
Supongo que la palabra sería, debemos sometemos.
Más tarde.
Cuelgo, y no seré parte de esto.
Un amigo de Henry comparó la carrera de Dios
con la de Mozart, dejando a Henry sin nada qué decir
excepto elogios ante palabra tan acertada.
Sufrimos, un día, un día, un día.
Y nunca más pueden volver, como un hombre abofeteado,
noticias como esta.
john berryman
his toy, his dream, his rest
VI – 153
[to mark van doren, and
to the sacred memory of
delmore schwartz]
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