josé maría cumbreño

 

enero

 

 

Contar. Hacia delante para tratar de que el futuro se aleje del pasado; hacia atrás para

intentar que el pasado no olvide que no siempre lo fue. Terminarlo todo no con una

palabra, sino con un número, no nombrando, sino contando. Terminarlo todo y

empezarlo todo. Aunque contando en voz alta, que es casi (me digo) una manera de

pronunciar el nombre del tiempo. Algún año me he propuesto hacer bien las cosas de

una vez por todas y preparar las uvas con antelación. En el supermercado las venden

dentro de un bote peladas y sin pepitas. Lista de (¿buenos?) propósitos. Voy a volver

a salir a correr. No me enfadaré tanto. La boca llena. Y aun así seguir contando. Para

que ese orden con que intento tragar la fruta arrastre mis defectos y me dé (espero)

la oportunidad de cambiar. Iba a escribir de ser mejor, pero, como me conozco, me

conformo con lo de cambiar. Además, ni siquiera sé si de verdad quiero ser mejor.

Mejor… ¿con respecto a qué?, ¿con respecto a quién? Para mi madre, por ejemplo,

haga lo que haga, jamás estaré a la altura, nunca llegaré a parecerme al hijo que le

habría gustado tener. Contar. Estrenar un cuaderno. Mi madre y yo cumplimos años

con un día de diferencia. No sé si me vuelvo más viejo en invierno o es el invierno lo

que me vuelve más viejo. El papel de regalo no sirve para escribir en él. El papel de

regalo adquiere sentido cuando se rompe. Envejecer en invierno es como envejecer

el doble o envejecer en la mitad de tiempo. Mi madre ya sólo me regala calzoncillos

y calcetines. Nadie consigue como ella que me sienta culpable todo el rato. De pe-

queño me habría gustado tener un perro. Una vez me compró un pez que se murió a

los pocos días. Lo tiró por el váter. Un perro, un pez, el váter. Contar. Contar hacia

delante o contar hacia atrás. O soy todos los que he sido o no soy ninguno de ellos.

Estrenar un cuaderno y que no importe por qué página comience a escribir. O soy

gracias a o soy a pesar de. Los domingos y los días de esta vienen en rojo. No recuer-

do haberme enamorado de nadie un domingo. No recuerdo haberme enamorado

de nadie en enero. Aquí en enero hace frío. En enero nos volvimos de Tenerife. En

enero en Tenerife nos bañábamos casi todos los días. Algunas tardes, si había nevado,

íbamos al Teide a deslizarnos con las alfombrillas de plástico del 124 de mi padre.

El barco pirata de los clicks de Playmobil. Una nave espacial de Tente. Un tren que

funcionaba con pilas. Terminarlo todo. Empezarlo todo. Hace una semana que co-

menzaron las clases y todavía no he quitado el árbol.

 

 

 

____________________________________

Centro de Iniciativas Culturales
de la Universidad de Sevilla (CICUS)

Directora – Concepción Fernández Martínez

 

ESTACIÓN POESÍA

 

Dirección – Antonio Rivero Taravillo

 

Comité asesor – Enrique Baltanás, Juan Bonilla,

Luis Alberto de Cuenca, Ana Gorría, Ioana Gruia

y Aurora Luque

© 2016

Secretariado de Publicaciones Universidad de Sevilla

_____________________________________

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir