estoy sobreleyendo el libro de poemas de Leopoldo María que se titula Buena Nueva del Desastre,

de 2002, y de unas 70 páginas. Dada la baja calidad media de los poemas, transcribo un ensayo

que está en último lugar y que me parece, por lo menos, simpático: quizá el niño Leopoldo María,

sin más, pero me parece suficiente.

 

 

 

leopoldo maría panero

buena nueva del desastre

 

2002

 

Para Vitalía, vida de los otros (Alia)
con afecto

 

ensayo (krazy kat)

 

Dedicado a Goyo Azcona y Bartolomé Saavedra,
mis dos abogados

 

 

[ezcol_1half] Dicen que cuando murió Georges Herriman, no se encontró sustituto para dibujar a Krazy Kat. Nadie supo pintar las viñetas con paisajes lunares que adornaban al gato. Krazy Kat tiene tres personajes: uno, la gata loca y masoquista, otro, el policía enamorado de ella, y el tercero el ratón Ignatz, que tira sistemáticamente ladrillos a la cabeza al gato. Ahora bien, el sexo del gato/gata es misterioso y ambivalente.

Sólo se sabe que está enamorado de su perseguidor, el ratón Ignatz, y tiene por él un amor masoquista: al gato/gata se le encienden corazones en la cabeza cada vez que el ratón le tira un ladrillo a la cabeza.

Pero es cierto que en los dibujos animados nadie muere: Krazy Kat y el ratón Ignatz nunca mueren, son inmortales como las amebas: se desintegran y se reintegran, como el gato Silvestre. El viento y el tiempo no pueden nada contra ellos: Silvestre es una figura más de Adamas, el irrompible.

Los personajes de los dibujos animados, siendo como son para niños, no tienen sexo: como el gato loco y como la pequeña Lulú y Tobi: son ángeles de un espacio desierto, rumores en una noche ventosa, tinieblas que se miran una a otra al cruzarse, santos de una biblia sin nadie, asomados al balcón de los ojos.

Ahora bien, otra característica principal de los dibujos animados es su no-humanidad: en la mayoría de los cómics de animales, sólo del hombre se ven las piernas, mientras Piolín, el asesino, hace de las suyas, tirando por la ventana al gato inmortal.

También esa no-humanidad puede perfilarse en la marcianidad de figuras como Superman, Gren Lantern, etc.

Y corre por la llanura el Llanero solitario, insultado por las aves y los coyotes.

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