leopoldo maría panero: el circo

 

 

 

 

recita Tomás Galindo

 

 

 

Dos atletas saltan de un lado a otro de mi alma

lanzando gritos y bromeando acerca de la vida:

y no sé sus nombres. Y en mi alma vacía escucho siempre

cómo se balancean los trapecios. Dos

atletas saltan de un lado a otro de mi alma

contentos de que esté tan vacía.

Y oigo

oigo en el espacio sonidos

una y otra vez el chirriar de los trapecios

una y otra vez.

Una mujer sin rostro canta de pie sobre mi alma,

una mujer sin rostro sobre mi alma en el suelo,

mi alma, mi alma: y repito esa palabra

no sé si como un niño llamando a su madre a la luz,

en confusos sonidos y con llantos, o bien simplemente

para hacer ver que no tiene sentido.

Mi alma. Mi alma

es como tierra dura que pisotean sin verla

caballos y carrozas y pies, y seres

que no existen y de cuyos ojos

mana mi sangre hoy, ayer, mañana. Seres

sin cabeza cantarán sobre mi tumba

una canción incomprensible.

Y se repartirán los huesos de mi alma.

Mi alma. Mi

hermano muerto fuma un cigarrillo junto a mí.

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir