leopoldo maría panero

 

 

last river toguether

1980

 

 

senesco, sed amo

 

 

 

 

Amor mío, los árboles son falos que recuerdan al cielo lo que fui,

y todos los hombres son monumentos de mi ruina.

De qué sirve llorar, en este crepúsculo en que el amor empieza

si estás tú frente a mí, como lo que un día

fuiste: presagio de mí mismo, no de mi destrucción, última rosa

para levantar la tumba,

para ponerla en pie como árbol

que contará de nuevo los cielos

mi vida, mi historia que el ocaso vuelve perdida, como        

embalaje en manos de extraños

como excremento que a tus pies coloco o

abrumador relato fantástico: que yo era un perro

vagando donde no había vida,

lamiendo día a día la lápida que me sugiere

u ahora seré si quieres, fuego fatuo

que alumbre por las noches tu lectura, y ruido

de fantasmas para alejar el silencio, y canción en la sombra,        

y mano

que no supo de otra, y hombre

buscándote en el laberinto, y allí gritando cerca del monstruo

tu nombre, e imaginando tus ojos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir