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soldado herido en

 

el lejano vietnam

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La muerte vació mi ser, dejó mis ojos

tan blandos y sexuales como selva.

Cada vez que me acuerdo de mí y de aquellos bosques

la nieve del esperma baña mi frente.

El avión me esperaba como una amenaza:

a medida que el terror se alejaba

vi la nave del sentido hundirse entre mis ojos.

En esta habitación de Windham Street

soy sólo un disparo entre los juncos.

Dicen que allá en los ríos, cuando baja

el viento oscuro de la noche, un pez

acaso me recuerde.

 

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El último hombre, 1983.

en Leopoldo María Panero, poesía completa

Visor, 2007

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

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