thomas muntzer,

 

teólogo de la

 

revolución

Quemaban a los ricos con antorchas

y tal que hierba seca ardían sus cuerpos.

Que el clero, con sus falsas oraciones

te consuele de desaparecer.

Todos los hombres se creían dios.

Mataban y luego eran despedazados.

Lutero maneja con mayor elegancia los libros:

su mano que no trabajó nunca sabe

mover las páginas y engañar a los hombres.

Muntzer tiene la pasión y no la idea:

sin duda morirá despedazado.

 

 

 

 

 


de El último hombre, 1983

 

 

 

 

0013

 

 

 

 


 

 

 

 

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