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don du poème

Je t’apporte l’enfant d’une nuit d’Idumée!

Noire, à l’aile saignante et pâle, déplumée,

Par le verre brûlé d’aromates et d’or

Par les carreaux glacés, hélas! mornes encor

L’aurore se jeta sur la lampe angélique,

Palmes! et quand elle a montré cette relique

A ce père essayant un sourire ennemi,

La solitude bleue et stérile a frémi.

O la berceuse, avec ta fille et l’innocence

De vos pieds froids, accueille une horrible naissance

Et ta voix rappelant viole et clavecín,

Avec le doigt fané presseras-tu le sein

Par quí coule en blancheur sibylline la femme

Pour les lèvres que l’air du vierge azur affame?

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don del poema

¡Te traigo aquí a la hija de una noche idumea!

Negra, de ala sangrienta y pálida e implume,

por el vidrio que incendian los aromas y el oro,

por heladas ventanas opacas todavía,

la aurora se arrojó sobre el candil angélico,

¡palmas! y cuando ya mostraba esa reliquia

al padre que enemiga sonrisa aventuraba,

la estéril soledad azul se estremecía.

¡Oh arrulladora, con tu niña y la inocencia

de tus helados pies el nacimiento horrible

acoge, y con tu voz que viola y clave evoca!

¿Oprimirán tus dedos marchitos ese pecho

del que mana en blancura sibilina la hembra

hacia labios que el aire del azul virgen tienta?

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STÉPHANE MALLAMÉ

Nota introductoria y selección de Salvador Elizondo

EDICIÓN BILINGÜE

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

2008

Trad.: Ulalume González de León


 

 

 

 

 

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