Maniobras cuánticas sobre la inconsciencia
de las leyes que gobiernan el yo,
nuestra luz hacen chispas
que se agotan en la corta distancia
del comportamiento con nuestros semejantes.

Prohibido evolucionar
por delante de los que mandan,
de descubrir más allá 
del ambiente construido que respiramos.

Un silencio prolongado
da opciones diferentes a los hilvanadores
que tejen un ovillo más amplio
abarcando varias redes
en una sola red.

Condenados estamos a la soledad
acompañada de bofetadas que humean
y que son inhaladas en forma de filosofía
por dioses entretenidos en la continuación
de la guerra como beneficio de la contienda global
entre voluntades. 

Estamos en involución,
en la disolución del ser
con los que acaban de despertar,
envueltos en sus consejos.

No encuentro un motivo
por el que alguien debiera estar
dentro de alguien
cambiando la trayectoria de sus emociones,
de su cinética y de las razones
por las que hacer algo.

 

 

 

Angel Ferrer

 


 

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