manuel vilas
gran vilas
ed. visor
madrid
2012
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mi novia
Vilas, dicen por ahí que tuviste padre y madre, pero yo no me lo creo. A ti, Vilas,
te engendraron las ballenas, la selva, los mandriles y el vientre de la luna.
Vilas, dicen por ahí que fuiste al colegio y a la universidad y que te hiciste
un hombre de bien, que aprendiste a leer y a escribir, a sumar y a multiplicar. Pero eso
sí que es imposible, solo hay que verte ahora, más pobre que los chinos y los negros
y las ratas. Además yo sí sé de dónde vienes tú, Vilas.
Vilas, dicen por ahí que te casaste dos veces y tuviste solo dos hijos, pero
yo no me lo creo. Sabemos que te casaste cientos de veces y que tuviste millones de
hijos y de hijas.
Vilas, dicen por ahí que te hiciste escritor, que escribías libros, y eso tiene
gracia, eso sí es muy, pero que muy gracioso.
Vilas, dicen por ahí que eras español, bah, tío, yo no me lo creo. Eso sí que no
puede creérselo nadie. A ti, Vilas, te echaron de todos los países serios, como
echan a las cucarachas de las casas, pero con honor, gigantesco honor, te
expulsaban con honores de estado.
Tú eras hijo de las montañas de Huesca, eso sí es verdad.
De los ibones, de los barrancos y de las praderas, del Valle de Benasque, de
Monte Perdido y Panticosa, de Ordesa y Añisclo, sí, de allí eras tú, como lo fue tu padre,
si es que tuviste padre.
Vilas, dicen por ahí que naciste en el siglo XX. Pero eso sí que es un decir bien tonto,
pues los virus como tú contribuyeron a la creación de los huesos y de la carne
y estaban aquí antes de que el sol hiciera brillar las heladas olas del mar y las
azules crestas de las montañas.
Vilas, dicen por ahí que eras un hombre, pero tú y yo sabemos que eras una
mujer vieja, acabada y muy promiscua, por no decir otra cosa.
Vilas, dicen por ahí que amas a hombres y mujeres, vivos y muertos, a millones
de mujeres y a unas docenas de hombres buenos, y eso sí que yo me lo creo.
Eso, tío, eso es verdad. Vilas, eso sí.
Vilas, eres perfecto. El Ser, eso eres tú, y no la Nada, Gran Vilas.
Un ciego plenario.
El ciego que puso pleitos y demandas voraces a la exigua luz del mundo.
Dame un beso, hijodeputa.
Esa lengua, Vilas, quiero sentirla.
Soy yo, la tonta de tu novia, la única que te ha querido.
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