manuel vilas ·  gran vilas ·  you can call me vilas

 

 

madrid

visor libros, 2012

143 p.

colección visor de poesía

vol. dcccxiv

12,5×19,5 cm. 

cubierta: pablo pino

xxxiii premio internacional

de poesía ciudad de melilla

 

 

 

you can call me vilas

 

 

Puedes llamarme Vilas, me da igual.

 

Llámame como te dé la gana, pero dame un beso.

 

No sé quién soy, tormenta, trastorno, bofetada.

 

Ríos, barcas, nadadores, nubes rotas.

 

Puedes llamarme Vilas, estoy bien con ese nombre,

me da categoría, no te rías, bruja.

 

Pero enséñame tu intratable; cuerpo de alta sangre.

 

Dame algo que no olvide en los próximos

doscientos años, hazlo por Vilas,

el trastornado, el que se solidariza con el dolor del sol,

el viajero sin sombra, el niño muy asustado.

 

Sufro en los ascensores, sufro en los taxis,

sufro en los aeropuertos, sufro

cuando leo el periódico, puedes

llamarme Vilas, pero dame tu corazón

y habíame todo el rato, todo el rato,

para que no me aburra, para que desaparezca

el terror al vacío.

 

Habla, habla más.

No dejes de hablar o te parto la boca, perra.

Di todo el rato «oye Vilas esto, oye Vilas lo otro,

todo el rato Vilas, Vilas, Vilas»

para que no me muera de miedo, de pánico.

 

Todo el rato, todo el rato, dormimos solo tres horas,

con suerte, mucha suerte; muchas veces una hora,

 

Mal asunto, Vilas, mala pécora, Vilas.

 

Sal ya de la ducha, que quiero entrar yo,

aunque no sé para qué, eh, no lo sé, eh, bruja,

hace calor allí, y huele a gel barato

y te has llevado la toalla blanca

y ahora tiene pelos tuyos, largos y amarillos.

 

Puedes llamarme Vilas, me da igual.

 

Mátame mientras me llamas Vilas.

 

Mátame, estoy harto de no saber quién soy.

 

Lo vamos a pasar tan bien.

 

Estás todo el día en la piscina, bebiendo.

No encuentras la escalera para bajar al agua.

 

Madre mía, qué hijadeputa estás hecha.

 

Ni siquiera tiras los hielos de las copas de gintonic

a la piscina, como hago yo, para enfriar las aguas.

 

Vaga y chiflada como una hechicera de oro,

tomando el sol desnuda delante de los alhamíes.

 

Puedes llamarme Vilas, sí, sí,

claro que sí.

 

 

 

 

 

 

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