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poemas
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iniciación
No conviene decirlo, pero el motivo
para ingresar en la academia del norte
era poder ver a los modelos
vivos. Allí se exploran las conexiones
entre la filosofía y el robo. Cuántas
veces tuve que escuchar esas alegorías…
Las relaciones entre las dos familias
continuaron durante años, intercambiando
médicos y ropa para embarazadas.
Yo mandaba un mensaje que iba pasando
de mano en mano hasta llegar
a su destinataria. Después de la sonrisa,
por ejemplo, volvía, semejante a una ola
de esperanza, con un signo de interrogación
escrito a lápiz. Siempre fascina
a los expertos, cuenta con ello.
Aunque es difícil
modificar la rutina, mucho más
difícil es no tener miedo.
Hubo que revisar varias teorías.
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el gesto utópico
Alegre ante la posibilidad
de luchar por lo que creo sin el
habitual esfuerzo ético, me dispuse
a disfrutar de la que más
me gusta. Salimos a la terraza
con el sacacorchos y dos sillas
y decidimos empezar.
Limpios, tranquilos, por encima
de todos los tejados, nos quedaremos
con la mirada fija en el silencio
o en alguna palabra que equivale
al misterio de tener que despedirse
hasta muy pronto, a las noches pasadas
contemplando el incendio,
juntos, distintos, frente a una ventana
por la que nunca nos asomaremos
a la vez.
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la violencia nocturna
En un futuro lejano, este
paisaje consistirá en una sucesión
de islas blancas y pequeñas,
la manifestación temporal de algo
permanente, pero ahora que la calle
está oscura se puede salir
un poco, asomarse al río a contemplar
su silencio, su oscuridad.
Como antes: ser otro,
o dos, encontrarse con alguien
que persiga lo que más desea
sentado junto al río, y volver
todos por la misma calle tranquila
hasta la casa donde alguien más
espera, lejos del río
y de la gente que está sola.
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