la naturaleza de los sueños

Al alba bebía la leche, minuciosamente, bajo la mirada vigilante de mi madre;

pero, luego, ella apartaba un poco, volvía a hilar la miel, a bordar a bordar, y

yo huía hacia la inmensa pradera, verde y gris.

A lo lejos, pasaban las gacelas con sus caras de flor; parecían lirios con pies,

algodoneros con alas. Pero, yo sólo miraba a las piedras, a los altos ídolos, que

miraban arriba, a un destino aciago.

Y, qué podía hacer; tenderme allí, que mi madre no viese, que me pasara, otra

vez, aquello horrible y raro.

Marosa di Giorgio

en Enfocarte nº 28

[enfocarte.com]

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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