–
desnudas bajo los árboles
–
Desnudas bajo los árboles, bajo los arbolitos. Tienen la piel de un púrpura desvaído, una de ellas
dormita recostada contra el tronco de un árbol; la otra, plegada sobre sí misma, escarba la tierra
o se toca los pies. Los troncos de los arbolitos, que más bien parecen las ramas de unos troncos
horizontales, son de colores varios, diversos, y no se ramifican, o apenas, ni son rectos, sino
curvados en diferentes direcciones.
No hay clima, ni hora del día –o de la noche-, ni paisaje, ni referencias espaciales reconocibles.
Ellas no parecen estar heridas porque las hienas no lamen su sombra. No sabemos qué hacen,
tampoco tienen ojos, ni mirada. No conocemos qué relación hay entre ellas. Sólo que están, bajo
unos arbolitos. Tal vez estemos en la zona puramente estética de la pintura: el ser humano puede
escapar, de pronto, a cualquier medida, y ser infinito.
Quizá estén ahí por si algún ciudadano de bien quiere hacer la colada de sí mismo con jabones de
penitencia. El cuadro está limpio de pájaros, vacío de nubes, exento de aeroplanos y de paracaidistas.
Todo el conjunto escénico es más bien escaso y feo. Podemos hacer, si acaso, una nómina de huesos
y nada más. Huele a plástico, o a plastilina, a cerrado, a humedad y a un exceso de crema hidratante,
aunque parece que se trate de un paraje al aire libre, abierto al viento y a los animales, más bien silvestre.
Ellas tienen una piel alcalina o arsénica, como una reacción química o como una ola salada con un
exceso de sal azul. No hay fortuna mayor que la incapacidad de la mente humana para relacionar entre
sí todo lo que hay en ella -dijo el poeta, lo que tal vez ha permitido al artista pintor pintar este cuadro,
que no da razón de sí mismo, no se autoexplica.
–
Narciso de Alfonso
Merodeos: el desnudo femenino en la pintura
Franz Marc – (1880-1916)
Nudes under trees -1911
Óleo sobre lienzo de 1.100 X 1.800 mm
Museo Kunstpalast
–
0 comentarios