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nadadora de noche, nadadora
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Una mujer longitudinal cruza el cuadro, nadadora de noche, nadadora. Merodeando, uno piensa –y humildemente propone- que el pintor
descubrió a la mujer binaria, o la parte binaria de la mujer, o la forma binaria de ver, de mirar a la mujer, a las mujeres, y que –en lenguaje binario-
nos muestra como criaturas simples o elementales –no sencillas-, como criaturas hermosísimas con sólo dos posiciones, con dos alternativas,
descubrimiento que no facilita las cosas, sino que, más bien, las complica, las dificulta -enormemente-.
Modigliani leyó dentro de la mujer –que eso es la inteligencia- y se encontró con un esquema salvajemente simple, como ya a Leibniz le había
pasado con las matemáticas de la realidad: sólo el 0 y el 1: espléndido, asombroso, pero abismal y terrible.
Los ojos de esta mujer desnuda y reclinada están vacíos, sin mirada, sólo una luz negra: no sabemos si ella nos ve o nos mira, pero con los ojos
sólo nos dice una oscuridad, una noche rasgada.
Una mujer larga en casi todas sus medidas cruza el cuadro: estilizada, elegante, pero no despojada: sus nalgas son redondas y los muslos ahusados
y el vientre terso y sus pechos son glándulas para hacer leche y dar de mamar a un niño vivo.
Tal vez terriblemente binaria en sus resortes interiores, pero también, además, tremendamente erótica y deseable y curvada en su natación nocturna,
nadadora de noche, nadadora.
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Narciso de Alfonso
Merodeos: el desnudo femenino en la pintura
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Amedeo Modigliani (1884 – 1920)
Nu couché les bras croisés derrière la tête -1917
Desnudo reclinado 6
Óleo sobre lienzo
Colección privada, N Y City
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