metafísica: primeros principios: no contradicción

 

 

 

 

No contradicción tiene que ser la exclusión completa del no ser.

 

Nótese bien: mientras acontezca que la noción de ente no pueda impedir

pensar lo que designamos como no ente, el primer principio de no contradicción

no es habitualmente conocido.

 

Conocer habitualmente el principio de no contradicción se distingue de la

fórmula ‘el ente no es el no ente», porque el principio de no contradicción no se

distingue del no ente, sino de los otros primeros principios.

 

Los otros primeros principios no son el no ente. Si se abandona la suposición,

el principio de no contradicción deja de estar obligado a excluir la oposición contradictoria,

y esto significa persistir, acto primero que persiste.

 

Describo el persistir como el principio primero —suelo hablar de comienzo—

que ni cesa ni es seguido. Nótese que si un primero, un acto de ser, comenzara, pero

cesara, sobrevendría la nada, el no acto, y ello es propiamente lo contradictorio».

 

 

 

 

 

 

2 Comentarios

  1. NdAlfonso

    Como puede verse, la tarea que cumple aquí el metafísico, es la de evitar equívocos: en primer lugar
    cambia el nombre al principio, que clásicamente es el de contradicción. Se trata de entender el principio
    de contradicción de Aristóteles renunciando a la lógica, que lo destruye.
    Comienza: mientras la noción de ente no pueda impedir pensar el no ente, no estamos en buen camino,
    no conocemos habitualmente –es decir, seguimos en manos de la lógica–. La lógica formula el principio
    como ‘el ente no es el no ente’ y por eso el metafísico nos dice que para salir de la trampa lógica dejemos
    de oponer el principio de contradicción al no ente, ya que de lo que se debe distinguir es de los otros dos
    primeros principios, el de identidad y el de causalidad, y no del no ente.
    Sigue: si rechazamos lo supuesto, la suposición de que el principio es contradictorio con el no ente, liberamos
    al principio –que ahora llama, por eso, de no contradicción– de la obligación de contrarrestar al no ente,
    y nos aparece lo que llama persistir, que sería el primer principio sin la lógica: un comienzo que no cesa ni es
    seguido.
    De esta manera, el metafísico se desentiende de la nada, del no ser, sin encarnizarse con ellos, que es lo que
    hace la lógica: no puede librarse de ellos porque pretende ganarlos en su terreno, lo que no es posible.

    narciso de alfonso

    Responder
  2. NdAlfonso

    De otra manera: el metafísico rompe el lazo lógico entre el ente y el no ente. ¿Cómo?
    Del modo más sencillo: deja de remitir el ente al no ente, sin más, porque cae en la
    cuenta de que el principio –de no contradicción– debe distinguirse de los otros
    principios, y no del no ente.
    A partir de aquí: se encuentra con el ente, ya desligado del no ente. Y formula el
    principio de contradicción de Aristóteles sin incluir el no ente, sino estableciendo una
    modalidad de ente que deja atrás al no ente sin enfrentarse a él: un comienzo que
    no cesa ni es seguido: ya está, la nada no cabe de ninguna manera en tal formulación
    del ente; el no ente es abandonado por el ente desde el mismo comienzo.

    narciso de alfonso

    Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar