ADMITIENDO el cielo profundamente mirando el cielo estoy pensando

con inseguridad sentado en ese borde

oh cielo tejido con aguas y papeles

comencé a hablarme en voz baja decidido a no salir

arrastrado por la respiración de mis raíces

inmóvil navío ávido de esas leguas azules

temblabas y los peces comenzaron a seguirte

tirabas a cantar con grandeza ese instante de sed querías cantar

querías cantar sentado en tu habitación ese día

pero el aire estaba frío en tu corazón como en una campana

un cordel delirante iba a romper tu frío

se me durmió una pierna en esa posición y hablé con ella

cantándole mi alma me pertenece

el cielo era una gota que sonaba cayendo en la gran soledad

pongo el oído y el tiempo como un eucaliptus

frenéticamente canta de lado a lado

en el que estuviera silbando un ladrón

ay y en el límite me paré caballo de las barrancas

sobresaltado ansioso inmóvil sin orinar

en ese instante lo juro oh atardecer que llegas pescador satisfecho

tu canasto vivo en la debilidad del cielo

Pablo Neruda

Tentativa del hombre infinito (1925)

Obras Completas I. De «Crepusculario» a «Las uvas del tiempo» 1923-1954

Pablo Neruda. Edición y notas de Hernán Loyola

RBA – Instituto Cervantes

Barcelona 2005


 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir