Si yo fuera, de verdad, poeta, susurraría que el imperio de los
 
zares es mi patria, y lo haría con tres horas de sueño y cuarenta
 
de trabajo a mis espaldas. Mangas allá donde los muslos
 
empiezan a definir mi edad y mis aficiones. Puños de encaje.
 
Mis zapatos sobre mi vestido, tan hermoso (los hermanos 
 
Rossetti vuelven a estar de moda). El poder. Hablaría de
 
árboles, gritaría oh, mi señor, con los ojos en blanco, tocaría mi
 
cabeza con un sombrero, un rayo de colores me cruzaría la 
 
frente: mi vida consagrada a la Creación.
 
 
Todo eso ocurriría si yo fuera, de verdad, poeta.
 
 
Pero no distingo entre lágrimas y jazmín. Extremo mis 
 
precauciones al tratar con el entorno de la conjunción
 
adversativa. Jamás falto a mis revisiones médicas. Adoro las
 
burbujas y el azúcar. Aspiro al matrimonio. Descanso los
 
festivos; me gusta tocar el cabecero de la cama con la punta
 
de los dedos.
 
 
En más de una ocasión me pregunto qué hago aquí.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Elena Medel
Un día negro en una casa de mentira (1998 – 2014)
LA CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO (2003- 2010) (INÉDITO)
Colección Visor de Poesía

 

 

 

 

 

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