oh

cada día que pasa —espero no ser un tipo cargado de prejuicios—

cada día de mi vida, eso es, de una vida tranquila, sin grandes responsabilidades,

 

 

cada día me parece,

pero no sólo me parece, sino algo más,

diré más bien que creo o que considero,

eso es, creo o considero, 

pero no aseguro ni afirmo

 

 

cada día de mi vida creo o considero

 

[nunca he visto un arma salvo alguna escopeta de caza en algún desván

nunca he tenido un arma en mis manos

y he visto alguna pelea física entre hombres adultos

que querían realmente hacerse algún daño, aunque no recuerdo esa pelea

con precisión, no hubo sangre, llegaron a las manos sin sangre, eso es]

 

y vivo en un pueblo más tranquilo que mi propia vida,

con un ambiente tan pacífico que parece que el tiempo se vaya a detener,

 

sin embargo, no sé, creo o considero —espero no ser un paranoico—

que cada día de mi vida, de diversas maneras, de unas pocas maneras

 

que tal vez pueda citar,

como ser ignorado o no ser visto o ser invisible

 

o tal vez

como no interesar ni importar a nadie

—y sin duda me ayudarían si lo pidiera, desde luego—

 

o a través del silencio o de la completa indiferencia

 

 

lo que quiero decir

—con todas las cautelas y prudencias—

es que cada día de mi vida

la agresividad y la violencia que se acumulan

en mi contra

y que nadie ve, que todos negarían,

que aumenta sin detenerse

 

es enorme y podría desintegrarme por completo

o aniquilarme en un instante

si esa agresividad fuese utilizada contra mí

 

 

una sola vez,

 

toda de una sola vez.

 

 

 

 

 

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