parejas sin intimidad: pelagra y turbio
Pelagra y Turbio
– Eres muy hermosa para ser la prometida de Paquito, sabes, Pelagra, siempre he creído,
sin pararme a pensar en ello, que este chico se casaría con cualquier pedorra, y perdona
por la expresión, pero es la apropiada: pedorra, sí, más bien vulgar, no fea sin ser guapa,
con pocos intereses, sin mucho gusto en el vestir, más lista que inteligente, dominantona
y coqueta, bueno, lo que se dice una pedorra.
– Ya, bueno, Turbio, es que yo soy esa, la que has descrito: una pedorra.
– Quizá seas una pedorra, pero cuando te he visto, antes de que Paquito nos presentara,
algo dentro de mí ha saltado, primero, y se ha roto después, y me he dicho: Turbio, es ella,
es ella.
– ¿Quién?
– Tú
– Ya, sí, pero ella quién, qué ella.
– Pues la mujer de mi vida, la que estoy esperando desde siempre, ella, tú.
– Dios mío.
– Disculpa, Pelagra, eres la prometida de mi hijo y lo que te acabo de confesar nunca cambiará
mi relación con él, ni contigo, por supuesto. Es algo entre tú y yo que no te volveré a repetir nunca.
– Dios mío.
– Lo siento, no he podido evitar contarte mis sentimientos.
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