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Existe un cansancio de la inteligencia abstracta y es el más horroroso de los

cansancios. No pesa como el cansancio del cuerpo, ni inquieta como el cansancio de

la emoción. Es un peso de la conciencia del mundo, un no poder respirar con el

alma.

Entonces, como si el viento en ellas diese, y fuesen nubes, todas las ideas en

que hemos sentido la vida, todas las ambiciones y designios en que hemos fundado

la esperanza en su continuación, se rasgan, se abren, se alejan convertidas en

cenizas de nieblas, harapos de lo que no ha sido ni podrá ser. Y tras de la derrota

surge pura la soledad negra e implacable del cielo desierto y estrellado. El misterio

de la vida nos duele y nos empavorecemos de muchas maneras. Unas veces viene

sobre nosotros como un fantasma sin forma, y el alma tiembla con el peor de los

miedos —el de la encarnación disforme del no ser—. Otras veces está detrás de

nosotros, visible sólo cuando nos volvemos para ver, y es la verdad toda en su

horror profundísimo de que la desconozcamos.

Pero este horror que hoy me anula, es menos /noble y más roedor/. Es un

deseo de no querer tener pensamiento, un deseo de nunca haber sido nada, una

desesperación consciente de todas las células del cuerpo y del alma. Es el

sentimiento súbito de estar enclaustrado en una celda infinita. ¿Hacia dónde pensar

en huir, si sólo la celda es el Todo?

Y entonces me asalta el deseo desbordante, absurdo, de una especie de

satanismo que ha precedido a Satán, de que un día —un día sin tiempo ni

substancia— se encuentre una fuga hacia fuera de Dios y lo más profundo de

nosotros deje, no sé cómo, de formar parte del ser o del no ser.

23-3-1930

 

 

Há um cansaço da inteligência abstracta, e é o mais horroroso dos cansaços.

Não pesa como o cansaço do corpo, nem inquieta como o cansaço do conhecimento

pela emoção. É um peso da consciência do mundo, um não poder respirar com a

alma.

Então, como se o vento nelas desse, e fossem nuvens, todas as ideias em que

temos sentido a vida, todas as ambições e desígnios em que temos fundado a

esperança na continuação dela, se rasgam, se abrem, se afastam tornadas cinzas

de nevoeiros, farrapos do que não foi nem poderia ser. E por detrás da derrota surge

pura a solidão negra e implacável do céu deserto e estrelado.

O mistério da vida dói-nos e apavora-nos de muitos modos. Umas vezes vem

sobre nós como um fantasma sem forma, e a alma treme com o pior dos medos – a

da encarnação disforme do não-ser. Outras vezes está atrás de nós, visível só

quando nos não voltamos para ver, e é a verdade toda no seu horror profundíssimo

de a desconhecermos.

Mas este horror que hoje me anula é menos nobre e mais roedor. E uma

vontade de não querer ter pensamento, um desejo de nunca ter sido nada, um

desespero consciente de todas as células do corpo e da alma. É o sentimento súbito

de se estar enclausurado na cela infinita. Para onde pensar em fugir, se só a cela é

tudo?

E então vem-me o desejo transbordante, absurdo, de uma espécie de

satanismo que precedeu Satã, de que um dia – um dia sem tempo nem substância –

se encontre uma fuga para fora de Deus e o mais profundo de nós deixe, não sei

como, de fazer parte do ser ou do não-ser.

 

 

 

Libro del desasosiego

Fernando Pessoa

Traducción del portugués, organización,

introducción y notas de Ángel Crespo

Editorial Seix Barrai, S. A., 1984 y 1997

Barcelona (España)

Edición especial para Ediciones de Bolsillo, S. A.

 

Livro do Desassossego

Fernando Pessoa

Composto por Bernardo Soares,

ajudante de Guarda-livros na cidade de Lisboa

Formatado pelo Grupo Papirolantes


 

 

 

 

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