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pier paolo pasolini
traducción de
anna montes espejo
nayagua
revista de poesía
II época
n.º 23
febrero 2016
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marilyn
Del mundo antiguo y del mundo futuro
permaneció solo la belleza, y tú,
pobre hermanita menor,
aquella que corre detrás de los hermanos más mayores,
y ríe y llora con ellos, por imitarlos,
y se pone sus bufanditas,
toca sin ser vista sus libros, sus navajitas,
tú, hermanita más pequeña,
que poseías tu belleza humildemente,
y tu alma hija de gente pequeña,
nunca has sabido tenerla,
porque de otro modo no hubiera sido belleza.
Disparas, como un polvillo de oro.
El mundo te lo ha enseñado.
Así tu belleza se vuelve suya.
Del estúpido mundo antiguo
y del feroz mundo futuro
permanecía una belleza que no se avergonzaba
de aludir a los pequeños senos de hermanita,
al pequeño vientre tan fácilmente desnudo.
Y por ello era belleza, la misma
que tienen los dulces mendigos de color,
los gitanos, las hijas de los comerciantes
vencedoras de los concursos en Miami o Roma
Dispara, como una paloma de oro.
El mundo te lo ha enseñado,
y así tu belleza no fue más belleza.
Pero tú continuabas siendo niña,
boba como la antigüedad, cruel como el futuro,
y entre tú y tu belleza poseída por el poder
se inmiscuye toda la estupidez y la crueldad del presente,
te la llevabas siempre detrás como una sonrisa detrás de las lágrimas
impúdica por pasividad, indecente por obediencia.
Dispara como una blanca sombra de oro.
Tu belleza sobrevivida del mundo antiguo,
reclamada por el mundo futuro, poseída
por el mundo presente, se convierte así en un mal.
Ahora los hermanos mayores finalmente se dan la vuelta,
detienen por un momento sus malditos juegos,
salen de sus inexorables distracciones,
y se preguntan: “ ¿Es posible que Marilyn,
la pequeña Marilyn nos haya indicado la calle?”
Ahora eres tú, la primera, tú, la hermana más pequeña, aquella
que no cuenta nada, pobrecita, con su sonrisa,
eres tú la primera a través de las puertas del mundo,
abandonado a su destino de muerte.
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marilyn
Del mondo antico e del mondo futuro
era rimasta solo la bellezza, e tu,
povera sorellina minore,
quella che corre dietro ai fratelli più grandi,
e ride e piange con loro, per imitarli,
e si mette addosso le loro sciarpette,
tocca non vista i loro libri, i loro coltellini,
tu sorellina più piccola,
quella bellezza l’avevi addosso umilmente,
e la tua anima di figlia di piccola gente,
non hai mai saputo di averla,
perché altrimenti non sarebbe stata bellezza.
Sparì, come un pulviscolo d’oro.
Il mondo te l’ha insegnata.
Così la tua bellezza divenne sua.
Dello stupido mondo antico
e del feroce mondo futuro
era rimasta una bellezza che non si vergognava
di alludere ai piccoli seni di sorellina,
al piccolo ventre così facilmente nudo.
E per questo era bellezza, la stessa
che hanno le dolci mendicanti di colore,
le zingare, le figlie dei commercianti
vincitrici ai concorsi a Miami o a Roma.
Spari’, come una colombella d’oro.
Il mondo te l’ha insegnato,
e così la tua bellezza non fu più bellezza.
Ma tu continuavi ad esser bambina,
sciocca come l’antichità, crudele come il futuro,
e fra te e la tua bellezza posseduta dal potere
si mise tutta la stupidità e la crudeltò del presente
te la portavi sempre dietro come un sorriso tra le lacrime
impudica per passività, indecente per obbedienza.
Sparì come una bianca ombra d’ oro.
La tua bellezza sopravvissuta del mondo antico,
richiesta dal mondo futuro, posseduta
dal mondo presente, divenne così un male.
Ora i fratelli maggiori finalmente si voltano,
smettono per un momento i loro maledetti giochi,
escono dalla loro inesorabile distrazione,
e si chiedono: “ È possibile che Marilyn,
la piccola Marilyn ci abbia indicato la strada?”
Ora sei tu, la prima, tu la sorella più piccola, quella
che non conta nulla, poverina, col suo sorriso,
sei tu la prima oltre le porte del mondo
abbandonato al suo destino di morte.
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