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Enfance
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IV
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Je suis le saint, en prière sur la terrasse,
comme les bêtes pacifiques paissent
jusqu’à la mer de Palestine.
Je suis le savant au fauteuil sombre.
Les branches et la pluie se jettent à la
croisée de la bibliothèque.
Je suis le piéton de la grand’route
par les bois nains; la rumeur des
écluses couvre mes pas. Je vois
longtemps la mélancolique lessive
d’or du couchant.
Je serais bien l’enfant abandonné
sur la jetée partie à la haute mer, le
petit valet suivant l’allée dont le front
touche le ciel.
Les sentiers sont âpres. Les
monticules se couvrent de genêts. L’air
est immobile. Que les oiseaux et les
sources sont loin! Ce ne peut être que la
fin du monde, en avançant.
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Infancia
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IV
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Yo soy el santo, orando en la terraza,
como las bestias mansas que pacen
hasta el mar de Palestina.
Yo soy el sabio en el sillón sombrío.
Las ramas y la lluvia se abalanzan a la
ventana de la biblioteca.
Yo soy el peón del camino real
entre bosques enanos. El rumor de las
esclusas ahoga mis pasos. Miro largamente
la melancólica lejía dorada del
poniente.
Yo sería con gusto el niño abandonado
sobre la escollera rumbo a alta mar,
el paje que recorre la alameda y cuya
frente toca el cielo.
Las sendas son escabrosas. Los montículos
se cubren de retama. El aire está
inmóvil. ¡Qué lejanos los pájaros, los
manantiales! Esto sólo puede ser
un adelanto del fin del mundo.
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Arthur Rimbaud
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Iluminaciones, Infancia, IV
Traducción y notas de Juan Abeleira
Hiperión, Barcelona, 1995
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