.

Oye a tu masa, a tu cometa

.

Oye a tu masa, a tu cometa, escúchalos; no gimas

de memoria, gravísimo cetáceo;

oye a la túnica en que estás dormido,

oye a tu desnudez, dueña del sueño.

Relátate agarrándote

de la cola del fuego y a los cuernos

en que acaba la crin su atroz carrera;

rómpete, pero en círculos;

fórmate, pero en columnas combas;

descríbete atmosférico, ser de humo,

a paso redoblado de esqueleto.

¿La muerte? ¡Opónle todo su vestido!

¿La vida? ¡Opónle parte de tu muerte!

Bestia dichosa, piensa;

dios desgraciado, quítate la frente.

Luego, hablaremos.

¿Qué me da, que me azoto con la línea

y creo que me sigue, al trote, el punto?

¿Qué me da, que me he puesto

en los hombros un huevo en vez de un manto?

¿Qué me ha dado, que vivo?

¿Qué me ha dado, que muero?

¿Qué me da, que tengo ojos?

¿Qué me da, que tengo alma?

¿Qué me da, que se acaba en mí mi prójimo

y empieza en mi carrillo el rol del viento?

¿Qué me ha dado, que cuento mis dos lágrimas,

sollozo tierra y cuelgo el horizonte?

¿Qué me ha dado, que lloro de no poder llorar

y río de lo poco que he reído?

¿Qué me da, que ni vivo ni muero?

César Vallejo

Oye a tu masa, a tu cometa

Incluido en: Obra poética. César Vallejo

Editorial Oveja Negra. Bogotá. Colombia. 1987

Poemas humanos (1939)

poesi.as

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir