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La giganta

 

Cuando la Naturaleza con su poderosa inspiración

concebía cada día hijos monstruosos,

hubiera querido vivir junto a una joven giganta,

como un gato voluptuoso a los pies de una reina.

 

Me hubiera gustado ver florecer su cuerpo con su alma,

Y crecer libremente en sus terribles juegos;

adivinar si su corazón incuba una oscura llama

en las húmedas nieblas que nadan en sus ojos;

 

recorrer a placer sus magníficas formas;

trepar por la vertiente de sus enormes rodillas,

y a veces, en verano, cuando los soles malsanos,

 

cansada, la hacen tenderse sobre el campo,

dormir indolentemente a la sombra de sus senos,

como una apacible aldea al pie de una montaña.

 

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La Géante

 

Du temps que la Nature en sa verve puissante

Concevait chaque jour des enfants monstrueux,

J’eusse aimé vivre auprès d’une jeune géante,

Comme aux pieds d’une reine un chat voluptueux.

 

J’eusse aimé voir son corps fleurir avec son âme

Et grandir librement dans ses terribles jeux;

Deviner si son coeur couve une sombre flamme

Aux humides brouillards qui nagent dans ses yeux;

 

Parcourir à loisir ses magnifiques formes;

Ramper sur le versant de ses genoux énormes,

Et parfois en été, quand les soleils malsains,

 

Lasse, la font s’étendre à travers la campagne,

Dormir nonchalamment à l’ombre de ses seins,

Comme un hameau paisible au pied d’une montagne.

 

 

Charles Baudelaire

La giganta
De Las flores del mal
Versión de Ana Istarú y Ricardo Bada

 

 


 

 

 

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