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«La nube inmóvil» de To em-mei

«Húmeda primavera», dijo To-em-mei,

«Húmeda primavera en el jardín.»

I

Las nubes se juntaron y juntaron

y la lluvia cae y cae,

las ocho capas de los cielos

están plegadas en la oscuridad

y la ancha, lisa carretera se dilata.

Parado en mi cuarto que da al Este, callado, callado,

acaricio mi nuevo tonel de vino.

De mis amigos estoy separado o están muy lejos,

bajo la cabeza y me quedo inmóvil.

II

Llueve, llueve, las nubes se juntaron.

Las ocho capas de los cielos son penumbra,

la tierra llana se convirtió en un río.

«Vino, vino, aquí hay vino».

Bebo junto a mi ventana oriental.

Pienso en el habla y en el hombre,

y ni barco ni carruaje se aproximan.

III

Los árboles en mi jardín que mira al Este

están rebosantes de ramitas nuevas;

tratan de provocar nuevos afectos,

pero dicen los hombres: el sol y la luna se mueven

porque no encuentran un asiento cómodo.

Los pájaros revolotean antes de descansar en mi árbol

y creo que los he escuchado, diciendo:

«No es que no haya otros hombres,

pero nos gusta más que ninguno este compañero,

aunque por mucho que hablemos

no pueda comprender nuestra pena.»

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To-Em-Mei’s «The Unmoving Cloud»

«Wet springtime,» says To-em-mei,

«Wet spring in the garden.»

I

The clouds have gathered, and gathered,

and the rain falls and falls,

The eight ply of the heavens

are all folded into one darkness,

And the wide, flat road stretches out.

I stop in my room toward the East, quiet, quiet,

I pat my new cask of wine.

My friends are estranged, or far distant,

I bow my head and stand still.

II

Rain, rain, and the clouds have gathered,

The eight ply of the heavens are darkness,

The flat land is turned into river.

» Wine, wine, here is wine!»

I drink by my eastern window.

I think of talking and man,

And no boat, no carriage, approaches.

III

The trees in my east-looking garden

are bursting out with new twigs,

They try to stir new affection,

And men say the sun and moon keep on moving

because they can’t find a soft seat.

The birds flutter to rest in my tree,

and I think I have heard them saying,

» It is not that there are no other men

But we like this fellow the best,

But however we long to speak

He can not know of our sorrow.»

T’ao Yuan Ming.

A.D. 365-427.

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Ezra Loomis Pound

Cathay

Tusquets Editores

Barcelona 1972

Versión al castellano: J. Aulicino

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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