gacela del amor desesperado

La noche no quiere venir

para que tú no vengas

ni yo pueda ir.

Pero yo iré

aunque un sol de alacranes me coma la sien.

Pero tú vendrás

con la lengua quemada por la lluvia de sal.

El día no quiere venir

para que tú no vengas

ni yo pueda ir.

Pero yo iré

entregando a los sapos mi mordido clavel.

Pero tú vendrás

por las turbias cloacas de la oscuridad.

Ni la noche ni el día quieren venir

para que por ti muera

y tú mueras por mí.

 

 

 

Federico García Lorca

Diván del Tamarit (1931-1934)

Obras II. Poesía 2

Edición de Miguel García-Posada

Biblioteca Literaria

Akal ediciones

 

federico 


 

 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

radiografía

 

Algo que ahora sé, no tendría que haber ocurrido.

 

 

oficio

 

Algunos de mis amigos se hartan de lo mismo;
y ellos no escriben poemas.

 

balconcillos 19

 

Hay suficiente belleza en estar aquí y no en otra parte.