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Inscripción para la tumba del pintor

Henri Rousseau, el Aduanero

 

Amable Rousseau tú nos escuchas
Te saludamos
Delaunay su mujer el señor Queval y yo
Deja pasar nuestras maletas sin registros en la puerta del cielo
Nosotros te llevaremos pinceles colores telas
Para que tus sagrados ocios en la luz real
Los consagres a pintar como hiciste mi retrato
La cara de las estrellas

Te acuerdas, Rousseau, del paisaje azteca
De los bosques donde crecían el mango y la piña,
De los monos derramando toda la sangre de las sandías
Y del rubio emperador que fue fusilado allí.

Los cuadros que pintas los viste en México,
Un sol rojo adornaba la cara de los plataneros,
Y, valeroso soldado, cambiaste la túnica
Por la pelliza azul de los valientes aduaneros.

La desgracia se ensañó con tu descendencia
Perdiste a tus hijos y también a tus mujeres
Y te volviste a casar sólo con la pintura
Para pintar tus cuadros, hijos de tu espíritu.

Estamos reunidos para celebrar tu gloria
Estos vinos que en tu honor derrama Picasso,
Bebamos, entonces, ya que es la hora de beber
Gritando todos a coro: “¡Viva! ¡Viva Rousseau!”

Oh glorioso pintor de República
Tu nombre es la bandera de los nobles Independientes
Y en el mármol blanco del Pentélico
Se esculpirá tu rostro, orgullo de nuestro tiempo.

¡Y ahora! levantémonos y entrechoquemos los vasos
Y que renazca aquí la alegría francesa;
Atrás las negras preocupaciones, huid rostros severos,
Bebo por mi Rousseau, bebo a su salud!

 

 

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Inscription pour le tombeau du peintre

Henri Rousseau douanier

 

 

Gentil Rousseau tu nous entends
Nous te saluons
Delaunay sa femme Monsieur Queval et moi
Laisse passer nos bagages en franchise à la porte du ciel
Nous t’apporterons des pinceaux des couleurs des toiles
Afin que tes loisirs sacrés dans la lumière réelle
Tu les consacres à peindre comme tu tiras mon portrait
La face des étoiles

Tu te souviens, Rousseau, du paysage astèque,
Des forêts où poussaient la mangue et l’ananas,
Des singes répandant tout le sang des pastèques
Et du blond empereur qu’on fusilla là-bas.

Les tableaux que tu peins, tu les vis au Mexique,
Un soleil rouge ornait le front des bananiers,
Et valeureux soldat, tu troquas ta tunique,
Contre le dolman bleu des braves douaniers.

Le malheur s’acharna sur ta progéniture
Tu perdis tes enfants et tes femmes aussi
Et te remarias avec que la peinture
Pour faire tes tableaux, enfants de ton esprit.

Nous sommes réunis pour célébrer ta gloire,
Ces vins qu’en ton honneur nous verse Picasso,
Buvons-les donc, puisque c’est l’heure de les boire
En criant tous en chœur : ” Vive ! vive Rousseau ! “

Ô peintre glorieux de l’alme République
Ton nom est le drapeau des fiers Indépendants
Et dans le marbre blanc, issu du Pentélique,
On sculptera ta face, orgueil de notre temps.

Or sus ! que l’on se lève et qu’on choque les verres
Et que renaisse ici la française gaîté ;
Arrière noirs soucis, fuyez ô fronts sévères,
Je bois à mon Rousseau, je bois à sa santé !

 

 

 

 

Guillaume Apollinaire

Inscripción para la tumba del pintor Henri Rousseau, el Aduanero
Poemas recuperados
Selección poética
Edicomunicación S. A. , 1999

 
Nuestras versiones

 


 

 

 

 

 

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