[ezcol_1half]                

homero básico

Resplandor del bordado

De Nausícaa, brazos relampagueantes,

Y pesado cabello de doncella;

Lavando la ropa, el viento

veloz en el aire brillante

Del día mediterráneo.

Odiseo, de mejillas flacas,

Salvajes ojos, irrumpe desde el matorral.

Mary se sienta junto al agua

Que cae y lee Homero mientras

Yo pesco truchas moteadas

En los rápidos moteados de sol.

Son pequeñas y huidizas.

La corriente ya casi se quedó sin peces.

El agua cae a través de una resplandeciente

Luz artesonada entre las rojas

Sequoias, sobre granito

Y caliza, bajo verdes helechos

Y púrpura altramuz. En un tiempo

Atrapaba enormes truchas viejas en estos

Charcos y remolinos. Estas tienen tres

Años como mucho.

Mary tiene siete. Homero

Es su autor favorito.

A mí me llevó una vida de

Vergüenzas y derroches entender

A Homero. Ella dice: «¿No son terribles

Esos dioses? Lo único que hacen es

Pelear como esos ángeles en Milton,

Y burlarse de los pobres griegos

Y troyanos. Mis preferidos

Son Ayax y Odiseo. Son

Mucho mejores que esos tontos

Dioses». Como su capacidad

Para pintar, seguramente

Desarrollará esta sabiduría. También

Se marchitará cuando

Madure y le llevará

Una vida recuperarla.

Ahora le enseña a Katharine

La profunda sabiduría de los siete

Y Katharine responde con

El profundo sinsentido de los tres.

Canoso en montañas de granito,

Yo atrapo pececillos. Diez peces,

Y Homero, y dos pequeñas

Niñas posan para una foto junto al

Tronco rojo canela de una sequoia

De veinte pies de ancho.

Al disparar la cámara,

Se me ocurre que este

Arbol era tan grande como los pinos

Del Olimpo, no sólo antes de que

Homero cantara, sino antes de que Troya

Cayera u Odiseo

Partiera del hogar.

 

  [/ezcol_1half][ezcol_1half_end]

Homer in basic

Glitter of Nausicaä’s

Embroideries, flashing arms,

And heavy hung maiden hair;

Doing the laundry, the wind

Brisk in the bright air

Of the Mediterranean day.

Odysseus, hollow cheeked,

Wild eyed, bursts from the bushes.

Mary sits by the falling

Water reading Homer while

I fish for mottled brook trout

In the sun mottled riffles.

They are small and elusive.

The stream is almost fished out.

Water falls through shimmering

Paneled light between the red

Sequoias, over granite

And limestone, under green ferns

And purple lupin. Time was

I caught huge old trout in these

Pools and eddies. These are three

Years old at the very most.

Mary is seven. Homer

Is her favorite author.

It took me a lifetime of

Shames and wastes to understand

Homer. She says, “Aren’t those gods

Terrible? All they do is

Fight like those angels in Milton,

And play tricks on the poor Greeks

And Trojans. I like Aias

And Odysseus best. They are

Lots better than those silly

Gods.” Like the ability

To paint, she will probably

Outgrow this wisdom. It too

Will wither away as she

Matures and a whole lifetime

Will be spent getting it back.

Now she teaches Katharine

The profound wisdom of seven

And Katharine responds with

The profound nonsense of three.

Grey haired in granite mountains,

I catch baby fish. Ten fish,

And Homer, and two little

Girls pose for a picture by

The twenty foot wide, cinnamon

Red trunk of a sequoia.

As I snap the camera,

It occurs to me that this

Tree was as big as the pines

Of Olympos, not just before

Homer sang, but before Troy

Ever fell or Odysseus

Ever sailed from home.

[/ezcol_1half_end]

 

 

 

 

 

 

 

Kenneth Rexroth

Homero básico

La señal de todas las cosas. Antología poética.

Selección, traducción, notas y comentarios de Marcelo Pellegrini y Armando Roa Vial.

Editorial Universitaria. Santiago, 2004

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

identidad

 

vivo en mi tiempo
fuera de mi tiempo

 

después del incidente

 

Sigue creyendo que la luna vierte
su locura inconstante aquí en la noche,
que existe un mundo fiel