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recuerdo, recuerdo
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Cruzando Inglaterra por una línea distinta
por una vez, temprano en el frío de año nuevo,
nos detuvimos, y al ver a unos hombres con unas matrículas
correr por el andén hacia unas puertas conocidas,
«¡Vaya, Coventry!», exclamé. «Yo nací aquí.»
Asomé medio cuerpo, y me puse a buscar una señal
de que esa era aún la que fue «mi» ciudad
durante mucho tiempo, pero no tenía muy claro
dónde me encontraba. Desde donde estaban aquellas
bicicletas embaladas, ¿habíamos salido cada año
rumbo a nuestras vacaciones familiares?… Sonó un silbato:
todo empezó a moverse. Me senté, mirándome las botas.
«¿Era ahí», sonrió mi amiga, «donde “están tus raíces”?»
No, solo donde dejé pasar mi infancia,
quise replicar, solo donde empecé:
pero ahora ya lo tengo todo situado.
Nuestro jardín, primero: donde no inventé
deslumbrantes teologías de flores y frutos,
y donde no me habló un viejo sombrero.
Y aquí tuvimos esa magnífica familia
a la que nunca acudí corriendo cuando estaba deprimido,
los chicos todo bíceps y las chicas todo pechos,
sus cómicos Ford, sus granjas donde pude ser
«yo mismo de verdad». Te enseñaré, ya puestos,
el helecho en el que nunca me senté temblando,
decidido a llegar hasta el final; donde ella
se recostó, y «todo se volvió una neblina ardiente».
Y en esas oficinas mis ripios
nunca se imprimieron en un gastado cuerpo diez,
ni los leyó un distinguido primo del alcalde,
que no llamó a mi padre para decirle: Aquí
ante nosotros, si pudiéramos ver el futuro…
«A juzgar por tu cara», dijo mi amiga, «es
como si desearas que el lugar ardiera en el Infierno.»
«Bueno, supongo que la culpa no es del lugar», dije.
«Nada, y todo, ocurre en todas partes.
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I remember, I remember
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Coming up England by a different line
For once, early in the cold new year,
We stopped, and, watching men with number-plates
Sprint down the platform to familiar gates,
‘Why, Coventry!’ I exclaimed. ‘I was born here.’
I leant far out, and squinnied for a sign
That this was still the town that had been ‘mine’
So long, but found I wasn’t even clear
Which side was which. From where those cycle-crates
Were standing, had we annually departed
For all those family hols?… A whistle went:
Things moved. I sat back, staring at my boots.
‘Was that’, my friend smiled, ‘where you “have your roots”?’
No, only where my childhood was unspent,
I wanted to retort, just where I started:
By now I’ve got the whole place clearly charted.
Our garden, first: where I did not invent
Blinding theologies of flowers and fruits,
And wasn’t spoken to by an old hat.
And here we have that splendid family
I never ran to when I got depressed,
The boys all biceps and the girls all chest,
Their comic Ford, their farm where I could be
‘Really myself’. I’ll show you, come to that,
The bracken where I never trembling sat,
Determined to go through with it; where she
Lay back, and ‘all became a burning mist’.
And, in those offices, my doggerel
Was not set up in blunt ten-point, nor read
By a distinguished cousin of the mayor,
Who didn’t call and tell my father There
Before us, had we the gift to see ahead –
‘You look as if you wished the place in Hell,’
My friend said, ‘judging from your face.’ ‘Oh well,
I suppose it’s not the place’s fault,’ I said.
‘Nothing, like something, happens anywhere.’
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Philip Larkin
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Recuerdo, recuerdo
Poesía Reunida
Engaños
The Complete Poems, Archie Burnett, ed.
Nueva York, Farrar, Strauss and Giroux, 2012
Versiones de Damián Alou y Marcelo Cohen
Lumen
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