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por el este, la luz


La casa agitada y llena de gritos toda la noche.

Hacia el amanecer, llegó la calma. Los niños,

buscando algo de comer, se abren

paso a través del desastre del salón

para llegar al desastre de la cocina.

Allí está el padre, dormido en el sofá.

Seguro que se paran a mirar. ¿Quién no lo haría?

Escuchan sus violentos ronquidos

y comprenden que las antiguas costumbres

han vuelto otra vez. ¿Es eso algo nuevo?

Lo que de verdad les sorprende, sin poder apartar la mirada,

es que el árbol de Navidad está en el suelo.

Yace de lado, frente a la chimenea.

El árbol que ellos ayudaron a decorar.

Ahora está roto, los carámbanos y los caramelos

ensucian la alfombra. ¿Cómo pudo ocurrir algo así?

Y ven que su padre ha abierto

su regalo, el que le hace la madre. Es un trozo de cuerda

que asoma a medias de su bonita caja.

Que se cuelguen los dos,

eso es lo que les gustaría decir.

Al diablo con todo, y

con ellos también, eso es lo que están pensando. En fin,

hay cereales en el armario, leche

en la nevera. Llevan los tazones

hasta la televisión, buscan su programa favorito,

e intentan olvidar el revoltijo que hay por todas partes.

Suben el volumen. Otra vez, y luego otra vez.

El padre se vuelve y refunfuña. Los chicos ríen.

Suben el volumen otro poco para que se dé cuenta

de que está vivo. Alza la cabeza. El día comienza.

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from the east, light

The house rocked and shouted all night.

Toward morning, grew quiet. The children,

looking for something to eat, make

their way through the crazy living room

in order to get to the crazy kitchen.

There’s Father, asleep on the couch.

Sure they stop to look. Who wouldn’t?

They listen to his violent snores

and understand that the old way of life

has begun once more. So what else is new?

But the real shocker, what makes them stare,

is that their Christmas tree has been turned over.

It lies on its side in front of the fireplace.

The tree they helped decorate.

It’s wrecked now, icicles and candy canes

litter the rug. How’d a thing like this happen, anyway?

And they see Father has opened

his present from Mother. It’s a length of rope

half-in, half-out of its pretty box.

Let them both go hang

themselves, is what they’d like to say.

To hell with it, and

them, is what they’re thinking. Meanwhile,

there’s cereal in the cupboard, milk

in the fridge. They take their bowls

in where the TV is, find their show,

try to forget about the mess everywhere.

Up goes the volume. Louder, and then louder.

Father turns over and groans. The children laugh.

They turn it up some more so he’ll for sure know

he’s alive. He raises his head. Morning begins.

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Raymond Carver

Por el este, la luz

Todos nosotros

Poesía reunida

S. L. Bartleby Editores

2006, 3ª edición

Velilla de San Antonio

Selección, traducción y prólogo de Jaime Priede

Original: Collected poems

The Harvill Press

Londres 1996

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

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