sloan

 

 

llámame sloan

 

Hoy he ido a visitar a papá, o tal vez fue ayer. No lo sé.

Llámame sloan, me ha dicho, mi cuerpo se llama sloan

y mis palabras preferidas son vulnerable, azafrán y puerto,

en este orden.

Perdóname, Rebeca, pero dime cómo o, por lo menos, cuándo:

no recuerdo haberte ofendido, pero son muchas, ya demasiadas,

las cosas que no recuerdo. El color del mar, por ejemplo,

o qué carajo es una golondrina: me suena a gasolina y a golosina,

pero no caigo, no acabo de caer.

Tampoco acabo de recordar en qué se diferencian un hombre

y una mujer. Y un peine, ¿para qué sirve un peine? Qué balumba

de palabrerío: yo creo que con menos de la mitad nos arreglaríamos.

¿Y una hija? Esta mañana se me ha acercado una mujer, creo que

era una mujer, y me ha dicho: soy tu hija. Y luego se ha quedado

mirándome como si yo tuviera que hacer o decir algo especial.

Pero qué. ¿Era amiga o enemiga? ¿Me pedía dinero, acaso?

¿venía a detenerme, a traer una receta de cocina, a mirar escaparates,

a quejarse?

¿Qué es, qué coño hace una hija? En todo caso, no me ha caído

simpática: se comportaba como si yo le debiese algo. Quizá tenía

que darle la camisa, o el televisor: pero nadie me dijo nada.

Y creo que me porté como un arquero.

Llámame sloan y deja que me tatúe una rosa de los vientos

en el bajo vientre. Yo era maquinista, ¿sabes? Como Desdémona.

Como Otelo. Capitán de barco: yo tenía un bajel, una vida azul,

un prestigio.

Encárgaselo a sloan, es el mejor, vi cómo ganaba a los bolos

a un escocés, decían. A lo mejor esa que me ha dicho: soy tu hija

era en realidad Shakespeare. Ay, y yo receloso, desconfiando

como un dramaturgo: pero nadie, nadie me ha explicado nada.

Mi cuerpo se llama sloan. Mis palabras preferidas son vulnerable,

azafrán y acabóse, justo en este orden, exactamente así.

 

 

 

 

Rebeca Parcial

llámame sloan

De Cazador de faisanes, R. y P. Parcial, ‘Las Parcialas’

Ediciones Inéditos Definitivos, Zaragoza, 2008

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

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