Tendrás unos sesenta, ahora,
tu perfecta silueta se hace más precisa
en la penumbra, tras la barra.
Te deslizas ágil y tu pelo brilla
delante de las luces, mientras suena
la canción con la que te recuerdo.
Habla de una mujer, y ellos, 
respiran ayeres dentro de su cuerpo.
Así respiraste tú mi anhelo de ti,
entonces, cuando la ilusión de mi silencio,
cuando una parte de mi reconoció tu feminidad áurea,
determinante,
final,
y soñé con robarte dulcemente de la sombra.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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