roberto juarroz

 

undécima poesía vertical

 

1988

 

 

II

 

1

 

 

 

No tenemos un lenguaje para los finales,

para la caída del amor,

para los concentrados laberintos de la agonía,

para el amordazado escándalo

de los hundimientos irrevocables.

 

 

¿Cómo decirle a quien nos abandona

o a quien abandonamos

que agregar otra ausencia a la ausencia

es ahogar todos los nombres

y levantar un muro

alrededor de cada imagen?

 

 

¿Cómo hacer señas a quien muere,

cuando todos los gestos se han secado,

las distancias se confunden en un caos imprevisto,

las proximidades se derrumban como pájaros enfermos

y el tallo del dolor

su quiebra como la lanzadera

de un telar descompuesto?

 

 

¿O cómo hablarse cada uno a sí mismo

cuando nada, cuando nadie ya habla,

cuando las estrellas y los rostros son secreciones neutras

de un mundo que ha perdido

su memoria de ser mundo?

 

 

Quizá un lenguaje para los finales

exija la total abolición de los otros lenguajes,

la imperturbable síntesis

de las tierras arrasadas.

 

 

O tal vez crear un habla de intersticios,

que reúna los mínimos espacios

entreverados entre el silencio y la palabra

y las ignotas partículas sin codicia

que sólo allí promulgan

la equivalencia última

del abandono y del encuentro.

 

 

 

para Jean Paul Neveu

 

 

 

 

 

 

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