del diccionario cheli

 

umbral

 

 

1983

 

 

 

Metáfora es etimológicamente traslación: traslación de sentido, naturalmente.
Allí donde hay traslación afortunada —y audaz— de sentido, hay poesía.

 

burlar, burle:

 

el reloj de oro de un ejecutivo viene a ser, para el delincuente juvenil, mucho más que un reloj de oro: es la metáfora de la vida brillante y consumista, que tiene al alcance de la mano, y tan lejos, en la gran ciudad.

El cheli está en una caverna de Platón que hay en los cinturones industriales, burlando y viendo pasar las sombras de una vida que cree más real: mujeres jóvenes, millonarias y viciosas, negociantes reventones de dinero, los hombres del cine y los anuncios, que se deslizan por la vida, entre el cielo y la tierra, en el yate ambiguo de todas las facilidades verbales, monetarias, sexuales, rituales.

 

 

carroza:

 

la palabra poética es una larga vacilación entre sonido y sentido.

¿Qué es lo que más nos fascina en carroza?
Esta metáfora barroca de una sola palabra, que adjetiva con un sustantivo, está, como tal metáfora de primer orden, temblorosa de sugerencias y posibilidades: el viejo homosexual atildado presenta ese cruce de vejez y enlucido que los madrileños conocemos de las carrozas de Palacio, cuando cruzan o cruzaban la ciudad en las recepciones de embajadores extranjeros.

Por lo que se refiere al sonido, carroza tiene un arrastre fónico de viejos lujos y de erres rodantes como ruedas sobre el adoquinado.

 

reinona:

Vale por carroza, pero con muy específicas connotaciones de poder, sedentarismo y confort. Procede del sub/argot homosexual.

La carroza es más itinerante, la reinona (también se usa principona) es el homosexual sedentario, poderoso en algo, influyente o, sin más, estático y confortable. Por extensión, cualquiera que se ha instalado a sus anchas: —Te veo muy reinona.

El genial escritor cubano Lezama Lima era asimismo una reinona.

 

Como cuando Aleixandre dice:

«Aquella boca tenía unas alas del tamaño de la nieve».

 

Ni las bocas tienen alas ni la nieve tiene tamaño. Son estas prolongaciones de la realidad las que nos dan lo poético. Comprobamos una vez más que cualquier argot opera como el poeta lírico.

 

buga:

Dícese de todo coche importante, por extensión de Bugatti. Posteriormente, dícese ya de cualquier coche.
El joven advierte que ha advenido a un mundo tardo, pesado, retrasado. Siempre quiere ir más de prisa, desde niño; el hombre nuevo va descubriendo que hay un tiempo más veloz y feliz, un tiempo que vuela por encima del tiempo de los relojes: la velocidad.
El joven necesita arder en la velocidad. El destino del joven es arder: en la velocidad, en el sexo, en la ambición, en el deporte, en la vida. Su tiempo no es nuestro tiempo. Les precede y les secunda siempre un zumbido de tiempo intemporal. Los jóvenes chelis, macarras, delincuentes, chorizos, roban coches para el fin de semana o para el fin de la semana que es su corta vida, su juventud truncada. Su tiempo es la velocidad. Nuestro tiempo no es más que cronología.

¿Y cómo explicar todo esto en la comisaría de guardia, cuando va uno a denunciar que le han robado el coche?

 

calcos:

 

Vale por zapatos y su origen es anterior al nacimiento del cheli.

calcos se refiere siempre a zapatos nuevos, ya que nadie reparará, entre el lumpem, en los zapatos viejos, usados o ajenos, de otro.
Así, la expresión renace solamente cuando alguien estrena un par de zapatos, Calcos, incluso tiene una como vaga connotación de cosa robada o de origen caló: —Observa mis calcos, tío, demasiado. [El que quiere llamar la atención sobre los zapatos nuevos —o aparatosos— que se ha puesto.]

 

colorado:

Dinero. Por extensión de oro. (Partimos de una primera alquimia verbal: el oro, amarillo, se lo representa el cheli como rojo.)

 

chorvo:

El que acompaña a una jai. No existe la forma femenina —«chorva»—, aunque algunos la utilicen. El chorvo lo es siempre en relación con la mujer de quien es compañero. Tampoco es lícito, como se viene haciendo, utilizar chorvo como sinónimo de tronco, tío, colega.

 

guapa:

Una de las poquísimas voces campesinas incorporadas al cheli, tan urbano. Los campesinos han dicho siempre «una vaca muy guapa», más por su rendimiento que por su belleza. El cheli tiene una moto guapa, un negocio guapo, un tocata guapo. Quiere decir de posibilidades o de calidad. A la única que no llama guapa es a la jai, que casi siempre lo es. La jai es «demasiado». Y basta.

 

jai:

Mujer joven. Viene del quinqui já, que a su vez viene del caló.
Metaforizar es la única manera posible de hablar. Antes de la metáfora sólo está el tartamudeo. Jai no humilla o desprecia a la mujer, repristina a la mujer amada. Llamarla con una palabra virgen es virginizarla.

 

new wave:

 

La new wave se sublima con canutos y rock. Se están siempre al loro y se enrollan fácil, sudándolo por el morro, tipo Juan Carlos González Rocky. Víctor hace guitarra y Sebas, bajo y voz. Hombres/robot, mujeres/Tarzán, obsesiones atómicas, dinosaurios con gafas negras, guitarras espada y surrealismos párvulos.

Alaska, lejana y cercana, presente y ausente, es la Nefertiti suburbial y bajita de esta movida. Los pop no usan laca:

 

 

Hoy por fin lo conseguí

tengo una negra sólo para mí.

Es una auténtica Watusi de Costa,

de Costa de Marfil,

y si la miras de perfil

parece parece una actriz…

 

 

No, no es posible,
se ha averiado mi respuesta flexible,

el autobús se ha vuelto loco
y no me quiere llevar al Orinoco.

¿Qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS?
¿Qué hartas tú?

 

 

Con Speed anfetamina Sebas consigue una de las letras más logradas de toda la new wave, un ritmo obsesivo, de reiteraciones y aliteraciones, que serpea muy bien dentro de la música. Este juego verbal escapa a toda gratuidad:

 

 

Speed anfetamina
Mina mi salud,
speed anfetamina
mina mi salud,
mina dexedrina
Speed anfetamina,
mina mi salud;
mina centramina,
speed anfetamina
mina mi salud,
mina minilip.

 

Novia de lujo:

 

Te saco, te saco, te saco
todos los domingos.
Y te ven y te ven y te ven

todos mis amigos.

 

 

El monstruo es más humano.
Drácula un poco pendón.

              Alaska/Olvido

 

orejas:

 

el cheli es un argot casto.

Aquí nos encontramos ante uno de los escasísimos términos sexuales del cheli. Orejas por tetas. Y no puede decirse, en todo caso, que se trate de una malicia erótica. Es más bien un hallazgo irónico.
Orejas vale por pechos de la mujer en cuanto que se trata de un par de adminículos, digamos. Y, efectivamente, en las mujeres mayores, los lóbulos de las orejas tienden a crecer y prolongarse hacia abajo como los pechos. Este hallazgo por simetría plástica es muy propio de la greguería.

 

plastiqué:

Afrancesamiento de plástico, con una noción despectiva.
O sea, es de plástico lo que tiene que ser de plástico.
Lo que debiera ser de otra materia (las ruedas de un piano, tradicionalmente de acero) y es de plástico, se denomina plastiqué.

 

redondo:

 

Bisexual o plurisexual. Abierto a toda clase de relaciones sexuales. La circularidad de su erotismo está muy bien resumida/expresada en el término redondo.

 

 

volcado:

Sin dinero.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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