wallace stevens

en traducción de juan josé saer

 

 

 

la casa estaba tranquila y el mundo en calma

 

 

La casa estaba tranquila y el mundo en calma.
El lector se transformó en el libro, y la noche de verano

 

fue como el ser consciente del libro.
La casa estaba tranquila y el mundo en calma.

 

Las palabras fueron dichas como si no hubiera habido libro
a no ser por el lector inclinado sobre la página,

 

Buscando inclinarse, buscando ser todavía más
El estudioso para quien el lector es verdadero, para quien

 

La noche de verano es como una perfección del pensamiento.
La casa estaba tranquila porque así tenía que ser.

 

La quietud formaba parte del sentido y parte de la mente:
El acceso de la perfección a la página.

Y el mundo en calma. Lo verdadero en un mundo en calma
en el que no hay otro significado, es en sí mismo

 

Calma, en sí mismo verano y noche, en sí mismo
El lector inclinado y leyendo hasta tarde allí.

 

 

 

The House Was Quiet and the World Was Calm

 

 

The house was quiet and the world was calm.
The reader became the book; and summer night

 

Was like the conscious being of the book.
The house was quiet and the world was calm.

 

The words were spoken as if there was no book,
Except that the reader leaned above the page,

 

Wanted to lean, wanted much most to be
The scholar to whom his book is true, to whom

 

The summer night is like a perfection of thought.
The house was quiet because it had to be.

 

The quiet was part of the meaning, part of the mind:
The access of perfection to the page.

 

And the world was calm. The truth in a calm world,
In which there is no other meaning, itself

 

Is calm, itself is summer and night, itself
Is the reader leaning late and reading there.

 

 

 

 

 

Wallace Stevens
Collected Poetry & Prose
Frank Kermode y Joan Richardson
Nueva York
The Library of America 1984, pp. 311-12

 

 

 

NdT

 

Los problemas que presentan este poema al traductor
son múltiples:

la repetición de ciertos vocablos (“quiet”, “perfection”, “itself”
son apenas tres ejemplos) con delicadas variaciones de
sentido o de matiz (para no hablar del verbo “was”),
el contraste entre la sencillez de algunas construcciones
sintácticas (las iniciales, por ejemplo) con la extrema dificultad
de otras (las estrofas cuatro y ocho son notablemente difíciles),
la mezcla (frecuente en la poesía de Stevens) entre una
materialidad de la experiencia y de la relfexión abstracta.

Hay hasta una construcción algo agramatical, “wanted much
most to be”, que se neutraliza en las versiones del poema en
la red pero que se respeta en las ediciones críticas.

 

 

El estudioso para quien el lector es verdadero*, para quien

 

Aquí es ambigua la construcción en inglés, porque el “his” puede
ser el autor o el lector. Saer ha decidido que se refiere al lector,
y así pide que el autor piense en su lector como verdadero, no que
el lector piense en el autor como verdadero.

En el manuscrito se ven varios momentos de vacilación
por parte del traductor: una palabra borrada entre “todavía” y “más”
en el séptimo renglón, varias tachaduras al final del décimo
(hasta dar con “así tenía que ser”), una duda entre “era parte” y
“formaba parte” en el undécimo, una duda entre “en la página”
y “a la página” en el duodécimo, y dos versiones del último verso:
uno inicial que dice “El lector inclinado hasta tarde y leyendo allí”,
seguido (un tiempo después, supongo, porque está escrito en tinta
de otro color) por “El lector inclinado y leyendo hasta tarde allí”,
con su énfasis mucho más fuerte en el adverbio final.

 

Lo que no hay es ninguna vacilación en algunos de los puntos
identificados arriba: Saer prefiere no repetir el verbo en el título
del poema y en su primer verso, pone siempre “inclinado” o
“inclinarse” por “lean”, y mantiene “perfección” y “en sí mismo”
de forma idéntica cada vez que aparecen: se porta como un traductor
de filosofía a la hora de traducir vocablos esenciales al pensador.

 

La elipsis inicial, “La casa estaba tranquila y el mundo [estaba]
en calma”,
por ejemplo, atenúa la provocación que hace Stevens
aquí:

del hecho de que “la casa estaba tranquila” lleva por paralelismo la idea
de que “el mundo estaba en calma”, mientras “el mundo en calma” asume
que esa comparación se puede hacer sin dificultades.

 

De forma semejante, “The summer night is like a perfection of thought”
no utiliza del mismo modo el concepto de “perfección” que aparece
después
en “The access of perfection to the page”. La traducción de
Saer de este
poema es bellísima y atenta a las muchas sutilezas del
original en inglés.

 

Cualquier duda ante su dominio de esa lengua se disipa ante la
seguridad
con la que corrige “El acceso de la perfección en la página”
a “El acceso
de la perfección a la página”: en detalles como éste se
ve que atiende no sólo a
los usos normales del idioma sino a las mínimas
transgresiones (“access . . . to”).

 

 

 

 

 

 

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