Disculpa si en los sueños
he sido deshonesto.
No me pertenezco,
tampoco en la vigilia.
 
Sin autogobierno, observo desde mi
este desacompasado transcurrir.
Nada que hacer, sino gritar
de vez en cuando.
 
Hay niños a los mandos.
Niños rígidos contestando,
espantando a los que quiero.
Necesito volver sin cerrar el cauce
por donde circulan verdaderos sentimientos.
Pues no quiero hogar, sólo saber
que dentro, no hay nadie mas que yo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir