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Tiempo menesteroso 

Wozu Dichter in dürftiger Zeit?

F. Holderlin

 

es evidente que la mía no parece

del año la estación florida

y que junio es el mes más cruel

que la alegría resulta cabeza

de alfiler y no puedo pasar

por el ojo de un camello

es evidente muy evidente

que ni calista soy ni a calisto

adoro que el amor

viene asomando calaveras

y guadañas

pero yo

tan scardanellísima

me niego a tomar tísanitas de eléboro

contra la baba del delirio

y sus cuarenta fierezas

si aprender la soledad lleva su tiempo

estoy dispuesta a oficiar la catástrofe

a lustrar mis mejores grilletes

a brindarle el mendrugo a la osamenta

sí es a mí a quien corresponde

el reino de los cienos

¡veneremos el castigo de la condena!

¡y corran a raudales las penumbras

y hágase de tripas perro olvido

y tóquela de nuevo maese hölderlin!

 

 


 

 

En la tabla siguiente podemos ver confrontadas las fuentes y formas transformatorias que el

poema utiliza. Hölderlin, Góngora, Eliot, Fernando de Rojas, Rabelais, el Evangelio y hasta la

película Casablanca aparecen entretejidos en una fusión que solo lo carnavalesco puede lograr.

La voz resultante es propia y, a la vez, otra, constituyendo el carácter dialógico bajtiniano.

El sentimiento puede ser expresado, pero se reviste de otras voces, que hace suyas, para lograr

una síntesis paródica de sus propios sentimientos.

 


 

 

 

 

Tiempo menesteroso  

 

Fuentes

 

 

Wozu Dichter in dürftiger Zeit? F. HOLDERLIN

 

 

 

Wozu Dichter in dürftiger Zeit? F. HOLDERLIN [Brot und Wein]

 

es evidente que la mía no parece del año la estación florida

 

 

L. de Góngora, Soledad primera: «Era del año la estación florida…»

 

y que junio es el mes más cruel

 

 

T.S. Eliot: La tierra baldía (1922): I. El entierro de los muertos April is the cruellest month…

 

 

que la alegría resulta cabeza de alfiler y no puedo pasar por el ojo de un camello

 

 

 

Inversión paródica de los términos evangélicos Evangelio según San Mateo, capítulo 19, versículos del 23 al 30

 

es evidente muy evidente que ni calista soy ni a calisto adoro…  

 

 

Inversión paródica F. Rojas: La Celestina (act. I): CALISTO.—¿Yo? Melibeo soy, y a Melibea adoro, y en Melibea creo, y a Melibea amo.

 

…el amor viene asomando calaveras y guadañas  

 

Elemento carnavalesco

 

pero yo tan scardanellísima

 

 

Scardanelli: nombre con el que en su locura firmaba Hölderlin sus poemas.
me niego a tomar tísanitas de eléboro  

 

Rabelais: Gargantúa y Pantagruel Ponócrates dice que le dió al gigante agua de eléboro para que olvidara todo lo que sabía.

 

contra la baba del delirio y sus cuarenta fierezas…  

 

Juego de palabras: (Ali)babá y los cuarenta ladrones

 

 

si aprender la soledad lleva su tiempo

 

 

¿Silvio Rodríguez?: El hombre [El hombre] Es aprender la soledad Creer y luego suspirar Amar a ciegas el amor Y despertar, no hay gravedad

 

 

estoy dispuesta a oficiar la catástrofe a lustrar mis mejores grilletes a brindarle el mendrugo a la osamenta

 

 

 

 

Inversión carnavalesca del evangelio Referencia al pan (Brot) del título del poema hölderliniano de la cita inicial

 

 

 

sí es a mí a quien corresponde el reino de los cienos…

 

 

Inversión carnavalesca por el reino de los cielos

 

¡veneremos el castigo gocemos de la condena!  

 

Inversión carnavalesca

 

¡y corran a raudales las penumbras y hágase de tripas perro olvido  

 

Inversión carnavalesca transformación: de tripas corazón

 

y tóquela de nuevo maese hölderlin!  

 

Casablanca (Michael Curtiz 1942) Transformación: Play it again, Sam

 

 

 

 


 

 

Como puede apreciarse, la lectura se convierte en un auténtico ejercicio de reconstrucción

que reproduce la escritura. Sin embargo, los textos no actúan en sí como citas, como elementos

aislados, sino como parte de un tejido encadenado que permite alojar los sentidos y sentimientos

propios. Más que un yo múltiple, nos encontramos ante un yo-polifónico que acoge los ecos de lo

que Lotman llamó la semiosfera, el mundo de la cultura en todos sus ámbitos, para construir su

propio discurso. El principio activo de la oblicuidad es una obra poética de gran interés, un ejercicio

estilístico que se aleja de ciertas formas tradicionales de hacer poesía. A unos gustará y a otros,

menos, y esto no es ni bueno ni malo, sino el efecto natural de separarse de las sendas trilladas.


 
 
 
 
 
Tina Suárez Rojas
 
El principio activo de la oblicuidad.
 
Premio ‘Carmen Conde’ 2002.
 
Torremozas,
 
Madrid, 2002, 78 pp.
 
Joaquín Mª Aguirre Romero Universidad Complutense de Madrid
 
 
 
 

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