–
el gran desnudo
–
Modigliani iba por el mundo plantando mujeres de tallo largo, como rosas del amor. Hasta que él llegó
con su pincel de espigar la vida, el personal no había caído en la cuenta de la elegante dimensión vertical
de sus cuerpos; y el pintor, excesivo como todos los grandes pintores, les hizo ver que allí mismo, dentro
de ellos, en sus dimensiones y en sus proporciones, llevaban la esbelta longitud, que no era un asunto de
medidas, sino más bien de estilo y de disposición, como esas flores japonesas que, al sumergirlas en el agua,
desenvuelven sus pétalos combados y desarrollan su hermosura.
Le prohibieron exponer sus cuadros alegando desnudeces y tetas y vellos púbicos, pero se trataba más bien
de que aquellos ciudadanos todavía no soportaban tanta belleza en la mujer ni tanta mujer en la belleza; había
descubierto a las criaturas lineales, longitudinales, largas, verticales, que habían estado siempre ahí, claro,
pero nadie lo sabía, ni siquiera ellas, como les pasaba a las manzanas hasta que llegó Newton y empezaron a caer.
Merodeando con sigilo, temiendo despertarla, uno ve, mira a esta mujer espigada, con una piel del color maduro
del cereal, abundante de atributos y distancias; larga, alargada, tendida sobre un abismo o una oscura grieta sin
fondo que se ha abierto en el sofá. Ella es un puente sin barandillas; una tierra lisa, lisa, limpia de caballos, con
los planetas solares de sus senos orbitando lentamente sobre su cuerpo.
Narciso de Alfonso
Merodeos: el desnudo femenino en la pintura
Amedeo Modigliani (1984 – 1920)
El gran desnudo – Le Grand Un – 1917
Óleo sobre lienzo de 73 X 116 cm
Ubicación: Museum of Modern Art of New York
–
0 comentarios