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merodeos populares: fumando a oscuras

 

Ginta ha permitido de mala gana que un rayo de luz entre en la habitación donde se pasa el día fumando

a oscuras, como una actriz retirada que ya sólo tolera los recuerdos porque no quiere que la actual realidad

de su vida forme parte de su biografía.

No quiere espejos, no quiere saber nada de un mundo donde ya no interesa a nadie, donde ya nunca es noticia:

un mundo que puede pasar sin ella, que no se ha acabado con ella. A uno, sencillo merodeador, le gusta que la

oscuridad de la habitación sea tan densa que permita ver los límites del rayo de luz y el humo del cigarrillo en

suspensión, que va perdiendo sus líneas a la vez que se suaviza y se expande y pierde densidad porque comienza

a disolverse.

Ginta tiene el mismo color de pelo, de cara y de plumas: un rubio desteñido que es un blanco amarillento, con el rojo

de los labios como un sello de lacre. Ginta mira hacia dentro de sí misma, entrecerrando los ojos con rabia porque tal

vez así proyecta sobre el exterior su pasado, sus recuerdos, el muerto contenido de su memoria.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Narciso de Alfonso

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