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El tobogán
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Si atravieso la última espiral,
complétame la fuga con un beso
por debajo del lóbulo; con eso
vendería mis bienes por el mal.
Qué sencillo este juego: la moral
se muere entre tus piernas por exceso,
entrego la conciencia y luego ingreso
en tu nerviosa boca de panal.
Inventar un idioma que se calle.
Malhablarnos.
Hacer de ti a mordiscos
mi mejor apetito hasta que estalle
la tacaña razón de los ariscos,
lo obsesión por cuidar cada detalle,
el miedo a que el placer nos deje bizcos.
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Andrés Neuman
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El tobogán
De El tobogán, Hiperión, 2002
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