álvaro de campos

en la noche terrible

terrible

álvaro

 

 

 

                       en la noche 

    terrible, sustancia natural de todas mis noches,

la noche de insomnio, substancia natural de todas mis noches,

Recuerdo, velando en modorra incómoda,

Recuerdo lo que hice y lo que pude haber hecho en la vida.

Recuerdo, y una angustia

Se difunde completamente por mí como un frío del cuerpo o

un miedo.

Lo irreparable de mi pasado —¡ése es el cadáver!

Puede ser que sean ilusión todos los demás cadáveres.

Puede que estén vivos en otra parte todos los muertos.

Puede que existan en otro lugar todos mis propios momentos

pasados,

En la ilusión del espacio y del tiempo,

En la falsedad del transcurrir.

Pero lo que yo no fui, lo que no hice, lo que ni siquiera soñé;

Lo que sólo ahora veo que debió hacerse,

Lo que sólo ahora claramente veo que debió haber sido —

Eso que está muerto más allá de todos los Dioses,

Eso —y fue al final lo mejor de mí— pues ni los Dioses hacen

vivir…

Si en cierto momento

Me hubiera vuelto hacia la izquierda en lugar de hacia la derecha,

Si en cierto momento

Hubiese dicho sí en lugar de no, o no en lugar de sí;

Si en cierta plática

Hubiera tenido las frases que sólo ahora elaboro en la duermevela—

Si todo ello hubiese sido así,

Hoy sería otro, y tal vez el universo entero

Sería insensiblemente llevado a ser otro también.

Pero no me volví hacia el lado irreparablemente perdido.

No me vuelvo ni pienso en volverme, y sólo ahora lo percibo;

Pero no dije no o no dije sí, y sólo ahora veo lo que no dije;

Pero las frases que hubo que decir en ese momento se parecen

todas,

Claras, inevitables, naturales,

La conversación terminada concluyentemente,

El asunto todo resuelto…

Pero sólo ahora, lo que nunca fue ni será hacia atrás, me duele.

En lo que fallé de veras no tiene ninguna esperanza,

En ningún sistema metafísico.

Puede ser que para otro mundo yo pueda llevar lo que soñé,

¿Pero podré llevar a otro mundo lo que me olvidé de soñar?

Esto sí, los sueños por haber, son el cadáver.

Lo entierro en mi corazón para siempre, para todo el tiempo, para

todos los universos,

En esta noche en que no duermo y la quietud me cerca

Como una verdad de la que no comparto,

Y allá fuera el luar, como la esperanza que no tengo, es invisible

para mí.

 

 

 

 

na noite 

 

 

 terrible, substância natural de todas as noites,

Na noite de insónia, substância natural de todas as minhas noites,

Relembro, velando em modorra incómoda,

Relembro o que fiz e o que podia ter feito na vida.

Relembro, e uma angústia

Espalha-se por mim todo como um frio do corpo ou um

medo.

O irreparável do meu passado — esse é que é o cadáver!

Todos os outros cadáveres pode ser que sejam ilusão.

Todos os mortos pode ser que sejam vivos noutra parte.

Todos os meus próprios momentos passados pode ser que existam

algures,

Na ilusão do espaço e do tempo,

Na falsidade do decorrer.

Mas o que eu não fui, o que eu não fiz, o que nem sequer sonhei;

O que só agora vejo que deveria ter feito,

O que só agora claramente vejo que deveria ter sido —

Isso é que é morto para além de todos os Deuses,

Isso —e foi afinal o melhor de mim— é que nem os Deuses fazem

viver…

Se em certa altura

Tivesse voltado para a esquerda em vez de para a direita;

Se em certo momento

Tivesse dito sim em vez de não, ou não em vez de sim;

Se em certa conversa

Tivesse tido as frases que só agora, no meio-sono, elaboro—

Se tudo isso tivesse sido assim,

Seria outro hoje, e talvez o universo inteiro

Seria insensivelmente levado a ser outro também.

Mas não virei para o lado irreparavelmente perdido,

Não virei nem pensei em virar, e só agora o percebo;

Mas não disse não ou não disse sim, e só agora vejo o que não

disse;

Mas as frases que faltou dizer nesse momento surgem-me todas,

Claras, inevitáveis, naturais,

A conversa fechada concludentemente,

A matéria toda resolvida…

Mas só agora o que nunca foi, nem será para trás, me dói.

O que falhei deveras não tem sperança nenhuma

Em sistema metafísico nenhum.

Pode ser que para outro mundo eu possa levar o que sonhei,

Mas poderei eu levar para outro mundo o que me esqueci de

sonhar?

Esses sim, os sonhos por haver, é que são o cadáver.

Enterro-o no meu coração para sempre, para todo o tempo, para

todos os universos,

Nesta noite em que não durmo, e o sossego me cerca

Como uma verdade de que não partilho,

E lá fora o luar, como a esperança que não tenho, é invisivel p’ra

mim.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Álvaro de Campos

En la noche terrible

Fernando Pessoa. Poemas (Antología)

Traducción de Miguel Ángel Flores

Letras Vivas, México, 1998

 

 

 


 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir