En llegando a la página del poeta, farogamoneda, me ha recibido este 

poema, al que llamaría breve si no fuera de quien es. ¿De quién es? 

No hablo de plagios, naturalmente.

Pero si el poema terminase en ‘despedazada’ y nos lo presentaran en frío,

en una hoja blanca en blanco, podría, tendría que ser un neruda: un neruda

de las residencias, desde luego, pero un indudable neruda. 

Pertenece a ‘Arden las pérdidas’. 

Supongo que de todos los críticos, eruditos, literatos y poetas que hablan

en público y conferencia, o que ensayan con Gamoneda, alguno se habrá

percatado de este cruce entre grandes poetas. O tal vez no. 

Más lo leo, más neruda es. 

 

 

 

De las violentas humedades, de

los lugares donde se entrecruzan

residuos de tormentas y sollozos,

viene

esta pena arterial, esta memoria

despedazada. Aún enloquecen

aquellas madres en mis venas. No

enmudece la alondra ensangrentada.

 

 

 

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ANTONIO GAMONEDA
(Publicado en el libro ‘Las ínsulas extrañas’.
Antología de poesía en lengua española 1950-2000.
Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores. Barcelona, 2002)

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