Ángel Ferrer

todos mis animales son obligatorios

 

 

paul éluard

                 la costumbre

 

Todas mis amiguitas son jibosas;

ellas aman a su madre.

Todos mis animales son obligatorios,

 

 

 

 

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canto a mí mismo (8ª parte)

 

 

Walt Whitman
    hojas de hierba

 

El esclavo fugitivo vino a mi casa y le detuve,

escuché sus propuestas, crepitantes las ramas del montón de leña,

Por la oscilante puerta entreabierta de la cocina, le vi cojo y débil,

 

 

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¡si no fueses tan puta!

 

 

jaime gil del biedma
contra jaime gil de biedma

 

De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,

dejar atrás un sótano más negro

que mi reputación —y ya es decir—

 

 

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y quién duda su nombre sin tristeza

 

 

josé manuel díez
                        anábasis

 

Crece inerme la dicha para aquel que se ignora:

quien no se reconoce no se juzga.

Sin embargo, algo dentro de nosotros asciende

contra su propio impulso sosegado,

 

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un terno bípedo bullente

 

 

oliverio girondo
                               ella

 

Es una intensísima corriente

un relámpago ser de lecho

una dona mórbida ola

un reflujo zumbo de anestesia

 

 

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más allá del juego siniestro

 

 

roberto juarroz
poesía vertical V: 55

 

Un amor más allá del amor,

por encima del rito del vínculo,

más allá del juego siniestro

de la soledad y de la compañía.

 

 

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no es lo mismo callar un nombre que callar otro nombre

 

 

roberto juarroz
el silencio que queda

 

El silencio que queda entre dos palabras

no es el mismo silencio que envuelve una cabeza cuando cae,

ni tampoco el que estampa la presencia del árbol

cuando se apaga el incendio vespertino del viento.

 

 

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