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the sunday artist


I have been painting these last two Sundays;

it’s not much, you’re correct,

but in this tournament great dreams break:

history removes her dress and becomes a harlot,

and I have awakened in the morning

to see eagles flapping their wings like shades;

I have met Montaigne and Phidias

in the flames of my wastebasket,

I have met barbarians on the streets

their heads rocking with rodents;

I have seen wicked infants in blue tubs

wanting stems as beautiful as flowers,

and I have seen the barfly sick

over his last dead penny;

I have heard Domenico Theotocopoulos

on nights of frost, cough in his grave;

and God, no taller than a landlady,

hair dyed red, has asked me the time;

I have seen grey grass of lovers in my mirror

while lighting a cigarette to a maniac’s applause;

Cadillacs have crawled my walls like roaches,

goldfish whirl my bowl, hand-tamed tigers;

yes, I have been painting these Sundays—

the grey mill, the new rebel; it’s terrible really:

I must ram my fist through cleanser and chlorine,

through Andernach and apples and acid,

but, then, I really should tell you that I have

a woman around mixing waffle flour and singing,

and the paint sticks to my plan like candy.

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el artista dominguero



he pintado los dos últimos domingos;

no es mucho, tienes razón,

pero en este torneo revientan grandes sueños:

la historia se quita el vestido y se transforma

en una ramera, y al despertar por la mañana

he visto águilas que movían las alas cual sombras;

me he encontrado a Montaigne y Fidias

entre las llamas de la papelera,

me he encontrado a bárbaros en la calle

sacudiendo la cabeza llena de roedores;

he visto a niños perversos en carros azules

deseosos de tallos con la hermosura de flores,

y he visto al borracho vomitar

encima del último penique muerto;

he oído a Doménikos Theotokópoulos

toser en su tumba en noches de escarcha;

y Dios, no más alto que una casera,

teñido de rojo, me ha preguntado la hora;

he visto la hierba deslucida de los amantes en mi espejo

mientras encendía un cigarrillo al aplauso de un maníaco;

han trepado Cadillacs por mis paredes cual cucarachas,

nadan pececillos en mi pecera, tigres amansados a mano;

sí, he pintado estos domingos

-el molino gris, el nuevo rebelde; en el fondo es horrible:

tengo que atravesar de un puñetazo el aguarrás y el cloro,

a Andernach y las manzanas y el ácido,

pero, al mismo tiempo, he de confesar que tengo por ahí

una mujer que prepara gofres mientras canta,

y la pintura se ajusta a mis planes como anillo al dedo.

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bukowski

[en Arder en el agua Ahogarse en el fuego (Poemas escogidos 1955-1973)]

[Traducción de Eduardo Iriarte Goñi. La Poesía, señor hidalgo. Barcelona 2004]

It Catches My Heart in Its Hands (Poems 1955-1963)


 

 

 

 

 

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