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el bautizo

 

 

 

Soy un cachalote. Transporto dos toneladas y media de un aceitoso bálsamo en mi descomunal cabeza

con forma de ataúd. Tengo el cerebro del tamaño de una pelota de baloncesto, y sobre esta base

solo tengo derecho a mis opiniones. Soy un cachalote.

Cuando inspiro, el fluido de mi cabeza se enfría como una densa cera y caigo en picado hacia las profundidades.

Mi canto, disponible en casete y disco compacto

es un consuelo

para los divorciados, astrólogos y aquellos que tienen » orientado el tembloroso lienzo de la tienda de sus pensamientos al borde del oscuro cráter «.

El aceite de mi cabeza, es de gran valor comercial

y
ha sido utilizado 
por la N.A.S.A., incluso en los vacíos galácticos del profundo espacio

porque no se congela.

Me siento atraído por las políticas del Partido de los Verdes sobre el papel, pero una vez dentro de la cabina de votaciones,
mi mano es guiada por una fuerza invisible.

Algunas veces vomito grandes trozos de ámbar gris.
Mi hermano, Jeff, es dueño de un camping y de una tienda de ropa
al aire libre
en el distrito de Los Lagos,

y es un consumidor aficionado de cannabis.

Los clientes que compraron libros acerca de mí también compraron
¿Las ballenas tienen ombligo?,
de Melvin Berger

y planos callejeros de Cardiff.

 

En muchos sentidos, he visto todo.
No
admito mascotas. Quiero decir,

por estar “anotando en mi bitácora” y “chapoteando” cuando me vuelvo y ofrezco mi aleta caudal al horizonte con sensacional lentitud.

No se deje engañar por los delfines y su sonrisa encantadora,
son los carteristas del océano, los
gitanillos de las aguas abiertas.

Y están riéndose durante todo el camino a Atlantis.

Basándome en «quien se fue a Sevilla perdió su silla» creo
que los Mármoles de Elgin deben seguir siendo propiedad
de la Corona Británica. 

Soy mi propio Dios – ¿Porqué no habría de serlo?.
Las primeras personas que me abrieron pensaron que mi cabeza
estaba llena de esperma, pero eran hombres,
y habían vivido sin mujeres durante muchas semanas, y estaban
lejos de casa.
Las cosas se dicen sin pensar.

 

 

 

 

Nuestras versiones


 

 

 

 

 

 

simon_armitage

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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The Christening

 

 

 

I am a sperm whale. I carry up to 2.5 tonnes of an oillike
balm in my huge, coffin-shaped head. I have a brain
the
size of a basketball, and on that basis alone am
entitled to
my opinions. I am a sperm whale. When I breathe in,
the
fluid in my head cools to a dense wax and I nosedive
into
the depths. My song, available on audiocassette and
compact disc is a comfort to divorcees, astrologists
and
those who have “pitched the quavering canvas tent of
their
thoughts on the rim of the dark crater.” The oil in my
head
is of huge commercial value and has been used by
NASA,
for even in the galactic emptiness of deep space it
does not
freeze. I am attracted to the policies of the Green Party
on
paper but once inside the voting booth my hand is
guided
by an unseen force. Sometimes I vomit large chunks of
ambergris. My brother, Jeff, owns a camping and
outdoor
clothing shop in the Lake District and is a recreational
user
of cannabis. Customers who bought books about me

also
bought Do Whales Have Belly Buttons? by Melvin
Berger
and street maps of Cardiff. In many ways I have seen it
all.
I keep no pets. Lying motionless on the surface I am
said
to be “logging,” and “lobtailing” when I turn and offer my
great slow fluke to the horizon. Don’t be taken in by the
dolphins and their winning smiles, they are the
pickpockets
of the ocean, the gypsy children of the open waters
and
they are laughing all the way to Atlantis. On the basis of
“finders keepers” I believe the Elgin Marbles should
remain the property of the British Crown. I am my own
God—why shouldn’t I be? The first people to open me
up
thought my head was full of sperm, but they were men,
and
had lived without women for many weeks, and were far
from home. Stuff comes blurting out.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Simón Armitage

 

 

 

del libro, Seeing Stars – poems
Simon Armitage

Faber and Faber – 2010.

 


 

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