el ojo
Soy en tu no conocida hermosura, la que se esconde en tu hermosura. No
puedo verla en su naturaleza ardiente. Tu imagen puedo ver, en todas
partes, y, como el Abencerraje, la más verdadera en mis entrañas. El ojo
convertido en lo mirado no se combate más, es dos veces la luz y recibe
como ser recibido. No necesita causa ni perdón.
Juan Gelman
Salarios del impío
2000 Editorial Planeta Argentina S.A.I.C. / Seix Barral
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