roger-pol droit
experiencias de [poesía] cotidiana
imaginar que pela una manzana
DURACIÓN: de 20 a 30 minutos
MATERIAL: ninguno
EFECTO: aglutinante
En general, nos creemos capaces de representarnos la reali-
dad cotidiana con una exactitud considerable. Objetos circun-
dantes, lugares familiares, alimentos, gestos realizados de ma-
nera repetida nos parecen disponibles en nuestra mente.
Nos creemos en condiciones de encender la pantalla de nuestra
conciencia (si puede decirse así) y hacer aparecer en ella, con
una precisión suficiente, todas esas imágenes conocidas.
Sin duda, tenemos más dificultades cuando se trata de evocar
ruidos y sobre todo olores. Revivir mentalmente algo táctil
(caricia, rozamiento, beso) es más arduo todavía.
A pesar de todo, bien podría ser que nuestra convicción
de poder reproducir la realidad en nuestra cabeza —de mane-
ra bastante fácil y eficaz— sea en gran medida una ilusión.
Para experimentar esa dificultad habitualmente oculta, bas-
ta con tratar de imaginar que pela una manzana.
El ejercicio parece sencillo. Usted imagina la fruta, el cuchi-
llo, la incisión, la peladura, eso es todo. ¡Y sin embargo…! An-
tes que nada, para que la imagen posea cierta relación con la
realidad, debe escoger una variedad de manzana, representar-
se exactamente su tamaño, color, su tono particular.
Debe tener en mente una manzana de tal variedad, pero también
una manzana singular, cuyos matices, cuyas partes even-
tualmente diferentes, más claras o más oscuras, o incluso cu-
yas manchitas y pliegues ínfimos se le aparezcan de la manera
más clara posible.
.
Imagine el cuchillo: ¿su mango es de madera? ¿De plástico?
¿De metal? ¿La hoja es de serrucho? ¿Lisa? ¿Sin brillo? ¿Aguzada?
¿Es un cuchillo de cocina, un cubierto burgués, un cuchillo de
monte, un Victorinox ?
Y luego, ¿cómo va a proceder? ¿Tratando de no hacer más
que una sola mondadura, girando la manzana sobre sí misma sin
interrupciones, sin romper el ritmo?
¿Cortando primero cuartos, que luego serán pelados uno a uno?
Cada vez deberá representarse los movimientos con una precisión
quirúrgica, una exactitud fotográfica.
El objetivo que se debe alcanzar es que esa película exacta de la
mondadura se desarrolle en su mente plano por plano, imagen
por imagen, segundo por segundo.
Sin paradas, sin fallos, sin errores. Ninguna vaguedad, ninguna
vacilación. Y sobre todo ningún blanco, ninguna repetición. No
tiene derecho a un empalme entre dos secuencias.
No lo logrará, salvo con un gran entrenamiento, con una maestría
excepcional. Sobre todo, es probable que pierda el hilo. La
manzana cambia de color o de forma, sus características no se
mantienen, la mondadura no cae como debe, el cuchillo no sigue
su camino, el movimiento temblequea, las imágenes son
entrecortadas, difíciles de retomar y encadenar sin tropiezos
entre sí.
Si repite varias veces esta experiencia, podrá comprobar que el
resultado mejora. Es posible progresar, de manera a veces lenta
o relativamente penosa.
En todo caso, es un buen ejercicio de concentración. Pero ante todo,
esta experiencia puede hacerle comprobar hasta qué punto nuestra
mente es poco fiel a la realidad, poco capaz de retenerla o reproducirla
correctamente, pero bien presuntuosa cuando se lo imagina.
Para PESSIA,
como recuerdo de mañana
Roger-Pol Droit
Experiencias de [poesía] cotidiana
Traducción de Victor Goldstein
Fondo de Cultura Económica
Argentina 2001
•
0 comentarios